¡Que jueguen los juveniles!

El único interés que tiene el partido de esta noche para el Barça es fastidiar el alirón del Real Madrid. Una victoria en el campo del Deportivo serviría para que Calderón tuviera que comerse con patatas la fiesta que tiene montada en la Cibeles. Retrasar la casposa celebración blanca es la recompensa que le espera al equipo de Rijkaard si suma los tres puntos en Riazor. ¿Suficiente premio como para poner a los mejores jugadores teniendo en cuenta lo que nos espera el martes en Old Trafford? ¿Suficiente como para correr el peligro de que algún titular pueda caer lesionado? Seguro que no.

Lo único que importa ahora es la Champions. La posibilidad de clasificarse para la final de Moscú está más cerca y todos los esfuerzos del Barça deben dirigirse únicamente hacia ese objetivo. Rijkaard lo sabe y, por eso, ha decidido reservar a futbolistas importantes, sobre todo a los que están más tocados físicamente, como Messi, Eto'o y Xavi, que ni siquiera fueron convocados para viajar a La Coruña. Tampoco estarán Iniesta y Milito por sanción. Aunque también sería bueno que se sentaran en el banquillo Valdés, Touré y Henry. Y que actuaran Pinto, Edmílson y Gudjohnsen.

El de esta noche es un encuentro para los suplentes y, si me apuran, para los juveniles. No se trata de tirar el partido, pero hay que reconocer que sólo hay una prioridad y esa es la Copa de Europa. Con la Liga perdida desde hace semanas, esta competición ha pasado a ser secundaria. El Barça debe presentar batalla para asegurarse el segundo puesto y su rival en esta lucha ya no es el Madrid, sino el Villarreal. Sin embargo, ya se han levantado voces entre el barcelonismo que abogan por ser terceros, jugar la previa de la Champions y olvidarse de las polémicas giras veraniegas.

NOTA FINAL.- Lamentable. Sigue la campaña contra Laporta. Los personajes siniestros que nunca han aceptado que sea el presidente del Barça no cejarán en su empeño de hacerle la vida imposible hasta el último día de su mandato. Conspiraciones, amenazas de muerte, seguimiento con detectives y ahora robo de su ordenador personal. Esto no es un juego de niños, sino una guerra sucia sin cuartel. ¡Qué despreciables pueden llegar a ser las personas que tienen fines tas ruines!