Paula Fernández-Ochoa del esquí al desierto del Marathon des Sables

La nieve y el desierto se funden para que descubras nuevas formas de desafiarte a ti mismo.

Paula Fernández Ochoa

Paula Fernández Ochoa

Paula Fernández-Ochoa

Imagina que estás en el portillón de salida de una importante carrera de esquí, concentrado, mirando la vertiginosa pendiente nevada que se extiende ante ti. Tu corazón late con fuerza mientras esperas tu turno para comenzar, la respiración se acelera y los músculos se tensan. Esta tensión también se siente en el aire mientras el resto de esquiadores alrededor tuyo se preparan para iniciar su carrera, atentos al crono, a no cometer ni un fallo. Sientes la presión de los rivales. La adrenalina fluye por tu cuerpo mientras te visualizas deslizándote. Sabes que te la juegas, que te has preparado mucho tiempo, sabes que en ese momento es todo o nada. 

Ahora, imagina que estás en arco de salida del Marathon des Sables, una carrera de 250 kilómetros a través del desierto del Sahara. Suena Highway to Hell, de ACDC –¡todo un clásico ya en esta prueba!-. Estás rodeado de corredores de todo el mundo, cada uno listo para enfrentarse al desafío de esta prueba de ultradistancia y autosuficiencia tan extrema. El sol caliente quema tu piel mientras te preparas mentalmente para los días agotadores que se avecinan (7 días en 6 etapas). La tensión en el aire es palpable mientras los corredores visualizan su carrera concentrados y se preparan para comenzar. Tu foco en la meta, tu cuerpo, cabeza y corazón en tensión para saber cómo responderás ante todas las incertidumbres.

Aunque estas dos situaciones parecen muy diferentes, en ambos casos, estás a punto de enfrentarte a un desafío importante que te obligará a poner a prueba tu preparación, habilidades, técnica y resistencia física y mental.

En el esquí, el objetivo es descender la montaña lo más rápido posible, superando obstáculos y evitando caídas. Hace frío. En la bajada ardes y es cuestión de segundos. En el Marathon des Sables, el objetivo es recorrer una distancia de 250 kilómetros en el desierto del Sahara, enfrentándote a temperaturas extremas, al agotamiento, a la capacidad de dosificación para acometer bien esta aventura por etapas y tener fuerza en cada una de ellas. La carrera es a fuego lento.

Mucha emoción. Mucha cabeza. Y saber que todo puede pasar pero que, incluso para que el resultado no sea como esperabas, siempre va a requerir que des lo mejor de ti.

Después de meses de entrenamiento y preparación, te encuentras en la línea de salida. No puedes cometer errores.

El portillón se abre, sientes la fuerza del viento y el frío en tu rostro mientras te lanzas. El paisaje se funde a tu paso cual tren de alta velocidad, vas pasando puertas, curvas, cambios de peralte, pendientes pronunciadas, distintos tipos de nieve…mientras tratas de robar segundos al crono y de no perder el foco en todo momento, de no rendirte ni un instante para entrar en meta haciendo la mejor marca.

En el Marathon des Sables, vives una intensidad similar. A medida que los participantes se lanzan hacia adelante, la arena se agita y los pies se hunden en ella. La sensación de estar avanzando por el desierto es abrumadora, tormentas de arena, eternas rectas que difuminan el horizonte y exigen no desubicarte, calor abrasador, falta de agua, fatiga acumulada, cambios de terreno técnico de rocas a dunas … mientras tus piernas no pueden cesan y la mente debe enfocarse en visualizar la meta.

Cuerpo y mente están en sintonía perfecta, dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para completar la carrera con determinación y lograr el objetivo. 

La nieve y el desierto se funden para que descubras nuevas formas de desafiarte a ti mismo.

La nieve y el desierto pueden parecer dos entornos completamente antagónicos, pero para los deportistas de invierno y los corredores de ultramaraton, éstos se funden con el objetivo de que desafiemos nuestros límites físicos y mentales, nos adaptemos a los entornos cambiantes y a la necesidad de superar obstáculos y crezcamos no sólo como deportistas sino también como personas.

Esta temporada de invierno he disfrutado menos del esquí de lo que acostumbro, pero tenía una buena causa: el desierto me espera. Y es que, de una forma u otra, esquiando o corriendo, siempre en la naturaleza y desafiando retos. ¡Yo me pido vida!

Hoy es St. Jordi. Tú estarás disfrutando de este bonito día con su tradición de regalar rosas y libros. Yo estaré en el portillón de salida de la carrera de mi vida: el Marathón des Sables. ¡Qué comience el baile!

Paula Fernández-Ochoa

Consultora & Speaker en entornos de alta competición,

Socia de MoreThanLaw+ y de VivircorRiendo

Miembro de la RFEDI y del COE

Colaboradora del Diario Sport

@Vivircorriendo

@paulafdezochoa

"Que a reír no te gane nadie"