Chris Sharma: “La escalada es un viaje para conocerte a ti mismo”

"El psicobloc es la forma más pura y poética de escalar, porque es totalmente libre" , asegura

"La esencia de la escalada es salir de tu zona de confort", apunta el escalador californiano y propietario de Sharma Climbing

Chris Sharma en la sede de Gavà

Chris Sharma en la sede de Gavà / DANI BARBEITO

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Chris Sharma (Santa Cruz, California, 1981) es una leyenda en el mundo de la escalada deportiva y empresario de la cadena de rocódromos Sharma Climbing con gimnasios en California y en España. Hablamos con él en la sede de Gavà sobre sus experiencias más extremas en 30 años, la gestión del miedo y la escalada como una experiencia que trasciende el deporte.  

¿Qué tiene la escalada para invertir una vida entera? 

Para mí fue amor a primera vista. Yo empecé a escalar el año 1993 con 12 años y fui uno de los primeros escaladores jóvenes que se convirtieron en un fenómeno siendo un producto de un rocódromo. Eso era un nuevo paradigma porque hasta ese momento empezabas a través de un amigo o un familiar, pero por lo general en la montaña. Y eso fue la nueva tendencia, empezar la escalada a través de los rocódromos.

¿Qué hizo que te decantaras antes por la escalada que por otros deportes?

Yo soy de Santa Cruz, que es un pueblo de surf, y probé muchos deportes como el fútbol, el béisbol que no me iban tan bien [ríe]. En cambio, la escalada fue un click automático. Me gusta la combinación de actividad individual pero que a la vez se hace en grupo. No me imaginé que estaría con 42 años igual de motivado que con 13 años, pero ha sido una forma de vivir. 

¿En qué sentido?

He viajado por el mundo, me ha abierto las puertas a muchísimas experiencias de aprendizajes, culturas nuevas. Y bueno, lo llamamos deporte, pero realmente es mucho más. Es una cosa que te cambia todo, tu forma de ver el mundo; hay una parte de conexión con la naturaleza. La esencia de mi vida ha sido la escalada.

 ¿Qué has descubierto de ti mismo escalando? 

Es la metáfora clásica de que sueñas con llegar al pico de esa montaña y llegas ahí y te das cuenta de que puedes hacer algo aún más difícil. Es como que vas quitando capas de la cebolla y ves que es posible empujar un poco más y en ese sentido vas descubriendo tu capacidad interna. Y es un poco eso: un equilibrio entre la parte física y el diálogo interno de ir creyendo en tus posibilidades. Lo interesante es que un principiante, aunque solo lleve un día escalando, puede experimentar lo mismo.

Cuando decías que la escalada es la esencia de la vida… ¿te referías a esa idea de superarte a ti mismo?

Exacto. Toda mi vida ha sucedido a través de la escalada. También mis aprendizajes como empresario. Al final puedes ser cualquier cosa pero cuando tienes una pasión te enfocas en eso y a través de esa lucha te vas conociendo tú mismo.

Una vez te escuché decir que la escalada te parecía que tenía cosas vinculadas al arte...

Bueno, yo principalmente me he dedicado a abrir rutas nuevas de alta dificultad. Es un poco soñar e imaginar la forma más espectacular de escalar. Y, claro, encontrarlo en las formas de la roca es una interactuación muy interesante. La escalada es un deporte, pero es también como el arte en ese proceso de identificar una línea. Antes era solo una piedra, pero cuando tú descifras un camino por esa piedra se convierte en una escultura interactiva.  

Una de tus especialidades es el psicobloc (escalada sin cuerda sobre agua). El cantante Joan Miquel Oliver escribió un libro sobre el fallecido Miquel Riera y dijo que el psicobloc sirve para recordar a los escaladores lo que es tener miedo… 

Cuando conocí a Miquel, me abrió los ojos con las posibilidades del psicobloc. Yo soy una persona de mar. Pero cuando empecé a escalar, siempre íbamos hacia la montaña. El psicobloc es como unificar los dos mundos. Mi trayectoria en España empezó haciendo psicobloc con Miquel Riera. Para mí es la forma más espectacular y más pura de la escalada, porque es completamente libre. Lo veo como el lado más poético de la escalada, porque no hay esquemas y estoy fluyendo. 

Dices que estás fluyendo pero la sensación es que literalmente te estás jugando la vida... 

Hay momentos de miedo, pero tengo una metodología para gestionar esos momentos. Siempre tienes que tener muy claro las medidas de seguridad. No es como tirarse al agua sin pensar, hay que estudiarlo. ¿Cómo es la caída? ¿Seguro que hay agua profunda? Después de eso, miro cómo voy a salir del agua, porque puedo sobrevivir a la caída pero no habrá servido de nada si no hay manera de salir del agua porque hay olas grandes. Esa parte puede ser más complicada que la propia escalada o la caída. Sí, hay momentos de riesgo, pero son riesgos calculados.

¿Cuál ha sido tu experiencia más extrema?

Bueno, hubo un par de caídas a lo largo de mi carrera. A veces uno está escalando al lado del agua y puede haber bastante humedad, entonces tienes que pillar un viento en buena dirección para que la roca esté seca, pero tiene que coincidir también que no hay olas. El año pasado, por ejemplo, un día fui y había olas muy grandes y al final no fui porque decidí que era demasiado peligroso. 

¿Te parece un deporte seguro?

Cuando se practica bien, es un deporte seguro. Los momentos más vulnerables para mí han sido no tanto a nivel de peligro físico, sino cuando me he dedicado a una ruta. El año pasado hice una vía muy difícil que hubo 15 caídas en el último movimiento durante un periodo de tres meses. Son momentos muy difíciles de enfrentar el fracaso y sentir que no lo vas a superar. Te enfrenta a ti mismo y a tu ego. Uno de los grandes aprendizajes es ese: a veces para lograr algo tienes que soltar el ego.

¿Te ha servido de algo la escalada en tu faceta de empresario? 

La esencia de la escalada es salir de tu zona de confort y saber abrirte a las posibilidades. Fundar una empresa como Sharma Climbing que abarca un proyecto como este sigue estando muy conectado a esa esencia de la escalada que es abrir un camino desconocido.