Salah lleva a Egipto a las semifinales

El delantero del Liverpool marcó el primero y asistió en el segundo

Marruecos se había adelantado en el partido con un tanto de penalti de Boufal

Salah fue decisivo

Salah fue decisivo / EFE

Isaac Fandos

Egipto dentro, Marruecos fuera. Para una conclusión como esta hicieron falta más de 120 minutos plagados de tensión, en los que los marroquís consiguieron ponerse por delante, y en el que los hombres de Carlos Queiroz lograron tirar de fe para darle la vuelta, en un duelo entre dos de las favoritas al cetro final.

Egipto-Marruecos
2
1
Alineaciones
Egipto
Gabaski (Sobhi, 96'); Kamal, Hegazy (Trezeguet, 46'), Abdelmonem, El Fotouh, Ashraf (Alaa, 91'), Elneny, El Solia, Salah (Hamdi, 123'), Mostafa (Sobhi, 111'), Marmoush (Zizo, 80')
Marruecos
Bounou; Hakimi, Saiss, Aguerd, Masina, Amrabat, Barkok (Aboukhlal, 104'), Amallah (Louza, 86'), Munir (Tissoudali, 111') Boufal (Rahimi, 66'), En-Nesiry (Mmaee, 86').

Todo se le puso de cara al combinado dirigido por el bosnio Vahid Halilhodzic, cuando una conducción de Hakimi acabó en penalti. En primera instancia, el árbitro no vio nada punible, pero el VAR le ayudó a corregir. Desde los once metros, Boufal envió el balón a la escuadra para inaugurar el marcador.

Durante la primera mitad, Egipto no se sintió nada cómoda, en la misma línea que en todo el torneo. De hecho, los de Queiroz solo habían marcado dos goles en todo el torneo, ante las menores Guinea-Bisáu y Sudán. Marruecos tampoco estuvo demasiado mejor en los primeros cuarenta y cinco minutos, pero jugaba con el marcador a favor.

La película cambió tras el descanso, con una Egipto que salió decidida a por el empate. Treguezet avisó primero con una volea que salió lamiendo el poste, y después fue su compatriota Salah quien no perdonó. Abdelmomem ganó un balón aereo a la salida de un córner, y el rechace de Bono lo aprovechó el delantero del Liverpool para poner las tablas.

Durante el resto del tiempo reglamentario, las ocasiones brillaron por su ausencia, con una Marruecos que no podía superar el bloque trabajado de los de Queiroz. Únicamente Aguerd pudo lograrlo con un cabezazo que Gabaski logró responder excepcionalmente.

En la prórroga, la tensión era máxima y el mejor jugador ofensivo del partido fue el que lo decidió. Mohamed Salah amagó con irse hacia dentro, con su característica jugada, pero engañó para salir por su pierna diestra y enviar un centro raso al segundo poste que Trezeguet no desaprovechó.

En el tramo final, Marruecos lo intentó con más corazón que fútbol, pero estuvo más cerca el tercero de Egipto al contragolpe que el posible empate de los marroquís.