El Camp Nou, tabla de salvación de la crisis

El Clásico tiene más trascendencia que cualquier otro partido de la temporada dentro y fuera de nuestras fronteras. Un partido en el que se miden dos de los mejores equipos del mundo, que no deja indiferente a nadie y que muchos lo miran sin analizar en qué estado de forma llega cada equipo. Al final lo que queda es el resultado y dependiendo de lo ocurrido sobre el campo es un empujón anímico para uno y un frenazo para el otro.  

El pesimismo que rodea al madridismo mira de soslayo al Clásico como salida a una situación límite. Lo hace tapándose los ojos y encogiendo el gesto de la cara, condicionados por las ‘exhibiciones’ de sus jugadores ante el Cádiz y el Shakhtar. Dos antecedentes que asuntan a todos los madridistas en vísperas de un partido tan grande y con tanta repercusión. El Barcelona puede ser la guillotina que corte la cabeza de Zidane, haciéndose un favor a sí mismo porque desde la llegada del francés el Madrid domina los Clásicos: nueve jugados, cuatro victorias y dos empates. 

GANAR, LA MEJOR VACUNA PARA RECUPERAR LA SALUD

Otra derrota blanca, la tercera consecutiva, sería bajar otro escalón hacia el infierno de una crisis definitiva. Un Madrid que ha pasado de disgustar a sus aficionados a indignarlos por sus desastrosos partidos. Da los mismo que este Clásico no sea definitivo a estas alturas de la Liga, pero otra ‘exhibición’ aumentaría la presión contra la gestión de Florentino y Zidane. Estos son los riesgos a los que se expone el Real Madrid si vuelve de vacío de Barcelona y, sobre todo, si deja la misma imagen que ante el Cádiz y el Shakhtar. 

Pero también saben que no todo está perdido. Que la temporada acaba de amanecer y de que quedan muchos retos por delante. Que están a tiempo de enderezar el rumbo y que ganar al Barcelona en el Camp Nou es la mejor vacuna posible para recuperar la salud.  Un buen resultado sería la mejor manera de espantar fantasma, pero aún más si cambia la imagen de un equipo que peor no lo puede hacer. Enfrentarse al Barcelona no necesita una mentalización extra del entrenador, es un partido para los jugadores que retrata a quienes mantenga la ‘huelga’ de fútbol en la que han entrado y el que muchos se pueden estar jugando su futuro, además de Zidane. 

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