Al tran tran pero con Messi

Messi no entiende de parones: Su brillante jugada supuso un penalti a favor y el segundo gol del Barça

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Habían pasado solo 17 minutos y Arthur ya había perdido tres balones. Habían pasado 25 minutos y el Leganés ya había rozado el gol en dos ocasiones.

Habían pasado 30 minutos y Messi dibujaba un croquis con las manos a Griezmann durante el parón, ahora protocolo, para que los jugadores se refresquen. Habían pasado 40 minutos y el argentino hacía de mediocentro, una imagen habitual cuando al Barça se le tuerce un partido. 

Así de perdido estaba el conjunto de Setién. Sufriendo ante el Leganés. Incómodo. Sin ritmo. Y sin público. Una puesta en escena decepcionante que llegaba solo tres días después de dejar muy buenas sensaciones ante el Mallorca en Son Moix.

Un déjà vu triste porque recordó al Barça anterior al confinamiento; un equipo sin ritmo, falto de intensidad, sin continuidad en el juego. 

Necesitaba un revulsivo el Barça. Necesitaba una jugada bien ligada, un recorte, un regate, un duelo individual ganado. Un gol. Un cambio de tendenciaY cuando todos miraban a Messi apareció un niño.

Y de repente Ansu

Un niño de 17 años. Ansu Fati, que no era titular desde el 15 de febrero, dio aire al Barça con un gol eléctrico.  Vertical. Un disparo demoledor. Muy de su estilo. Ya lo avisó Valdés, es un jugador listo para la élite. Tiene instinto asesino. Tiene gol. Y una de sus grandes virtudes es la velocidad con la que arma la pierna. 

Pero por encima de cualquier cuestión futbolística, salta a la vista que tiene cabeza para triunfar en el Barça. Lo sabe Messi, que lo busca y una otra vez.

Lo saben sus compañeros, de los que tiene el respeto desde sus primeras semanas de entrenamiento. Sus goles además valen puntos. Es uno de esos jugadores que acuden al rescate.

Ayer fue titular en lugar de Braithwaite, una de las mejores noticias de Son Moix. Pero fue sustituido por Suárez en la segunda parte, ya que -explicó Setién- arrastra molestias.

El técnico mantuvo en el campo a Griezmann, “indiscutible”, en palabras del técnico, para tratar de reforzar al francés, de nuevo desapercibido, como ya ocurrió en Mallorca. 

No tenía ritmo el partido. No tenía amplitud el Barça. Tampoco fiebre en las gradas. Ni Arthur ni Rakitic, dos de las novedades en el once, fueron capaces de cambiar el ritmo de un partido que se fue durmiendo. Aletargado, pendiente solo de jugadas aisladas como el gol anulado de Griezmann, que llegó en una jugada aislada.

Esperando a Griezmann

Acertó, el francés, como en la vieja normalidad. En partidos donde no parece cómodo, termina apareciendo con un toque preciso, delicado, controlando el timing. Pero intervino el VAR y esta vez no valió. Mala suerte para Griezmann, que necesitaba el gol. 

Tampoco importó mucho, porque con el Leganés instalado en el tran tran del partido, terminó decidiendo Messi. Quién si no. Y lo hizo con una jugada monumental. El fútbol se juega a otro ritmo cuando empieza y acaba en el argentino. Como en esta ocasión donde quebró al primero, le hizo un lujo al segundo, tiro una pared con Suárez y fue derribado en el área.

Messi miró al árbitro, que concedió el penalti. Respiró, se tomó su tiempo tras el desgaste de la jugada, y convirtió el penalti. Al final Setién dio minutos a Riqui Puig, olvidado los últimos meses. Pero el partido se mantuvo instalado en ese oleaje lento, perezoso,  sereno de los días de verano. Tras el subidón en Son Moix, el Barça recuperó la calma chicha y vivió de su efectividad.