SPORT, una hora en la casa de Messi en París

El jugador del PSG acogió en su domicilio particular a los enviados especiales del diario

Respira tranquilo tras dejar el hotel en el que se alojó en sus primeras semanas

SPORT, una hora en la casa de Messi en París

Maite Jiménez

Lluís Mascaró | Albert Masnou

A Leo Messi le cambia la cara cuando compara Castelldefels con París. Para muchos no habría color entre la ciudad de la luz, de la moda, del amor y de la cultura con la población del Baix Llobregat. Messi no lo ve así. Él tampoco duda entre el brillo del sol de la costa catalana con el cielo plomizo con el que se despierta en la capital francesa.

Ni tampoco la facilidad con la que se movía desde Castelldefels a Gavà para ir a recoger a los niños al colegio o hasta la Sant Joan Despí para entrenar… nada que ver comparado con el recorrido entre el centro de la ciudad, donde ahora vive, con Saint-Germain en Laye, donde entrena. El tráfico es insufrible, las horas al volante interminables… Si a Messi le dejan escoger, se queda con Castelldefels.

Por suerte, ya ha dejado el hotel en el que se alojó para instalarse con su familia en una casa ubicada en una zona noble de París. Ahora ya respira algo más tranquilo, con la sensación de estar más asentado, de estar en disposición de empezar una nueva etapa en su vida.

Mientras se despide de Antonella, que sale de viaje con los tres nenes, da la bienvenida a la delegación de SPORT. No es normal que Leo Messi conceda entrevistas en su casa, pero ofrece un trato especial a SPORT, consciente de que la presencia de los periodistas no le incomoda. Incluso parece todo lo contrario, a tenor de la sonrisa con la que nos recibe. Está descalzo (normas de la casa) en el recibidor y nos adentra en el comedor de la casa presidido por un sofá enorme y una televisión en consonancia.

Pregunta por Barcelona y explica las bondades y los inconvenientes con los que se ha encontrado a París, un destino que no estaba escrito en su agenda. Estaba convencido que se retiraría en Barcelona, pero Laporta le dijo que no era posible. Y, a toda prisa, tuvo que cambiar el guión de su vida.

Nos conduce hasta una sala donde se llevará a cabo la entrevista mientras conversa con Lluís Mascaró, el director de SPORT, comentando cómo es su día a día en París, en el club y sobre todo el día a día de los ‘nenes’, por quienes se desvive, se inquieta y se alegra. Ellos han pasado a ser el motor de su vida y, como todo padre, se preocupa más de la cuenta.

El comedor tiene una salida a un patio, no muy grande, con dos porterías, muchas pelotas y una canasta, escenario en el que Valentí Enrich toma algunas fotografías. Y antes de partir, una hora y media después, Leo se despide con la misma sonrisa que nos recibió y, espera él, y también nosotros, vernos pronto. Y que sea como en esta ocasión, sin atisbo de Hulk, el perro de Leo.