Sergi Roberto, la gran sorpresa que se sacó de la manga Quique Setién

Setién: "Es una pena que esta competición no nos dé la revancha"

 El entrenador azulgrana habló en Barça TV tras la derrota en San Mamés / @FCBarcelona_cat

Toni Frieros

Toni Frieros

Sorpresa mayúscula con Sergi Roberto. No porque jugara, porque eso ya no es ninguna novedad. Sí dónde jugó. Esta vez Quique Setién recuperó la táctica utilizada por Luis Enrique en aquel Real Madrid-Barça que se disputó en el Santiago Bernabéu sin Leo Messi y que acabó 0-4 para los azulgranas. Aquel día Sergi Roberto le dio un pase de gol a Luis Suárez, se merendó a Marcelo y cuajó un enorme partido.

Otro rival, el Athletic, otro estadio, San Mamés, pero la misma intencionalidad táctica: fijar a Sergi Roberto en la banda derecha para ser una referencia y, sobre todo, ser el primero en presionar la salida de balón del Athletic. Algo nada baladí teniendo en cuenta que los bilbaínos tenían en la banda izquiera al siempre peligroso Yuri.

El primer tiempo de Sergi Roberto, por decirlo de alguna manera, fue aburrido, plano, sin nada que destacar, ni en lo bueno ni en lo malo. Provocó un saque de esquina y poco más. El problema es que su presencia tan estática perjudicó a Semedo, desaparecido en ataque. Total, que el carril derecho del Barça fue plano.

La cara del partido cambió en la segunda parte, con el Barça más suelto, más incisivo y con el Athletic más preocupado de hacer faltas que de jugar a fútbol, se dieron los espacios para que el de Reus pudiera participar más en el juego colectivo. Por lo menos hizo lo que tiene que hacer un extremo, ya sea 'falso' o 'verdadero': llegar a la línea de fondo y centrar. Un centro suyo a punto estuvo de acabar en gol en propia puerta después de escapársele el balón a Unai Simón.

Sin duda la acción más determinante del canterano la protagonizó a los setenta minutos, cuando una internada suya acabó en centro medido que desaprovechó Griezmann cuando ya se cantaba el gol.

Sergi Roberto no tiene el uno contra uno de un extremo nato, ni el olfato de gol, pero sí una gran inteligencia táctica y un enorme fondo físico que le hace ser muy fiable.