Sergi Puig: Trabajo por bandera

Enric Puig, guardameta de la Masia

Enric Puig, guardameta de la Masia / sport

Albert Rogé

Albert Rogé

Los que nos dedicamos al fútbol base siempre lo decimos: hay muchos canteranos que viven del márqueting pensando que ya lo han hecho todo y otros que no hacen ruido y lo demuestran dentro del campo. Nuestro protagonista es de los segundos. Se trata de Sergi Puig, guardameta que de aquí unos días arrancará la pretemporada con el Barça B. 

En el filial azulgrana se reencontrará con Garcia Pimienta. El técnico azulgrana conoce bien al portero ya que lo tuvo un año en el Juvenil B. Tras llegar al Barça en el Cadete A, Puig estuvo dos años en el B. El primero para adaptarse y el segundo para ganar confianza. Esos minutos fueron claves para disputar el mejor año de su vida. Fue la temporada 2016-17 y estaba en la plantilla del Juvenil A. Con Gabri en el banquillo, Sergi se ganó la titularidad a base de trabajo diario y grandes actuaciones en los partidos. Todo ello llamó la atención de equipos extranjeros pero el guardameta no tenía dudas: quiere triunfar en el FC Barcelona. Y cuando tienes un jugador que desde pequeño es azulgrana todo es mucho más fácil. 

Firmada la renovación, lo mejor era buscar una cesión para buscar minutos. Muchos prefieren irse a equipos de nombre para no “bajar el caché”. Eso no era una preocupación para Sergi. Él quería jugar y se fue a L'Hospitalet. Allí ha disputado toda la temporada en Tercera División y un día a la semana volvía a entrenar con el FC Barcelona. En alguna de esas ocasiones entrenó con el primer equipo de Valverde. Esta cesión le hizo comprobar el otro fútbol que hay fuera de las instalaciones de la Masia y vuelve al filial con la confianza al máximo.

Su pasión por el fútbol arrancó como la de muchos porteros. En una cancha de fútbol sala se dio cuenta que no era lo suya. Una lesión de un compañero hizo que empezara su idilio con la portería. Nacido en Premià de Mar, el Premià de Dalt fue su equipo hasta que en infantiles lo quisieron en el Vilassar de Mar. Allí tiene un gran recuerdo de Zamora y de su hijo Adri Caballero, un entrenador de porteros que le ayudó a que el Barça lo viniera a fichar para su Cadete A. Allí arrancaba una etapa que nunca había pasado por la cabeza del guardameta. Quizá esa fue la clave, trabajar, trabajar y trabajar y dejar que las cosas vayan llegando según los méritos que vas realizando.

Parte de “culpa” de la honestidad de Sergi la tiene su entorno. Estar bien rodeado es muy importante y más cuando juegas en el FC Barcelona. Su familia siempre ha estado a su lado y su padre Valentí nunca se ha perdido un partido de su hijo. Además, Ari, la novia de Sergi, también sabe lo que es la vida de un futbolista ya que su padre es el mítico Xavi Aguado. Ex jugador del Zaragoza es uno de los ejemplos de que a base de constancia puedes llegar muy lejos. Eso es lo que tiene Puig en su cabeza para luchar por su sueño: debutar con el primer equipo del Barça.