El sentimiento de Piqué conquista títulos

El central del Barça disputó todo el partido y estuvo a un nivel espectacular en el duelo ante Williams

Aunque no estaba al cien por cien, Piqué quiso jugar para ayudar a sus compañeros a levantar la Copa

Piqué, en la final de la Copa del Rey

Piqué, en la final de la Copa del Rey

SPORT.es

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Ser del Fútbol Club Barcelona es un sentimiento que Gerard Piqué presume desde bien pequeño. El central del conjunto azulgrana se formó en la Masia y después de un paso por Manchester, volvió para triunfar en el primer equipo del Barça. Muchísimos títulos ha levantado pero el de ayer por la noche seguro que será especial. Casi dos años después, Piqué lograba levantar un título. Mucho tiempo para un ganador como él.

Pocos contaban con que Gerard Piqué fuera titular en la final de la Copa del Rey ante el Athletic. El central no tenía buenas sensaciones en los días previos al encuentro y todo apuntaba a que se tendría que quedar en el banquillo. Más cuando en el clásico ante el Real Madrid también forzó para estar pero en el último momento se descartó ya que no se sentía preparado por sus molestias en la rodilla. Pero en la Copa tenía que estar. Sí o sí.

Koeman, que tiene una buena relación con los jugadores, ya había dejado caer que la experiencia de los jugadores es muy importante para una final. Si miramos el vestuario del Barça, pocos tienen la experiencia y los galones que Gerard Piqué. El central salió de titular y se las vio cara a cara con Iñaki Williams. El delantero del Athletic era la referencia de Marcelino para hacer daño a los azulgranas a la espalda pero Piqué no se lo permitió. Exhibición de poderío y de anticipación la que dio el tercer capitán del primer equipo. Y eso que hubo un momento en el que saltaron las alarmas. Ronald Araujo, que fue el sacrificado del once, saltó a la banda para realizar el calentamiento y todo el mundo se pensó que era por lesión de Piqué. Sin embargo, el central uruguayo siguió calentando y no tuvo que saltar al césped hasta el minuto 81 con el resultado de 0 a 4 a favor. 

En el cambio, se produjo una de las imágenes de la final. Gerard Piqué, tras despedirse del colegiado, se iba andando al banquillo y allí se abrazó de forma muy efusiva con Ronald Koeman. Un abrazo de jugador a entrenador que era mucho más que eso. Era la liberación de conquistar un título tras unos meses muy duros. Tanto para Koeman como para Piqué. La recompensa les ha llegado en forma de Copa.