Se cumple un año de la hecatombe ante el Liverpool en Anfield

El video de un partido para olvidar: así fue la debacle del Barça en Anfield

El Barça cayó 4-0 ante el Liverpool y dice adiós a la opción de jugar la final de la Champions League en Madrid de la peor manera posible / MEDIAPRO

Toni Frieros

Toni Frieros

La centenaria historia del FC Barcelona está trufada de grandes tardes/noches de gloria, hasta el punto de ser el club de fútbol más laureado de los últimos tiempos. Dos décadas siendo el mejor equipo  español y la gran referencia a nivel mundial.

Sin embargo, la historia de una institución no solamente se escribe con letras de oro. También hay periodos, épocas, de grandes fracasos y sonadas decepciones que forman parte de su vida. Es imposible estar siempre saboreando las mieles del triunfo y a  veces no queda más remedio que morder el polvo.

Un año de dolor

Y en los últimos tiempos, nada ha escocido y dolido tanto al barcelonismo como lo ocurrido el 7 de mayo del año pasado en Anfield, la histórica casa del Liverpool.Era el partido de vuelta de las semifinales de la Champions League y el equipo de Ernesto Valverde se presentaba ante los pupilos de Jurgen Klopp con una amplísima ventaja de 3-0. Por lo tanto, el acceso a la final (que no se disputa desde 2015 en Berlín) se tocaba ya con la yema de los dedos.

Sin embargo, lo que ocurrió durante aquellos noventa minutos constituyó una de las mayores afrentas en la historia del Barça. No solamente porque el equipo perdió finalmente 4-0 y quedó apeado. Sobre todo por cómo perdió. 

Una hecatombe en toda regla, un mazazo colectivo que se sumaba a la debacle sufrida el año anterior ante la Roma en cuartos de final. Dos años de dolor intenso y de serias dudas sobre un equipo que sí, ganaba la Liga y la Copa del Rey en Espapa, pero que era incapaz de dar el do de pecho en Europa.

Valverde, sentenciado

Muchas voces, dentro y fuera del club, señalaron a Ernesto Valverde como el gran culpable de aquella derrota hiriente. De hecho, y sin saberlo nadie entonces, fue la antesala de lo que acabó ocurriendo en enero de este año. Se había perdido la confianza en el técnico vasco y tarde o temprano acabaría pagándolo.

El club, el equipo, la afición, todos cayeron en una profunda depresión que acabó pagándose poco después en la final de la Copa del Rey ante el Valencia, donde volvió a demostrarse que el Barça adolecía de alma y amor propio.

A título individual, si hubo un jugador que acabó pagando los platos rotos fue Coutinho. Ante el Liverpool fue titular y cuajó, como muchos otros, una actuación para el olvido. El FC Barcelona lo puso en el mercado ese mismo verano y ante la imposibilidad de que ningún club pagara por él lo que el Barça pedía fue cedido finalmente al Bayern Munich.

El presente

Y hoy, doce meses después de aquella herida, diríase que no ha cerrado y que el paciente, el Barça, está incluso peor. En la Liga, es cierto, el Barça es líder, pero se ha dejado por el camino tantos puntos ya ha dejado de ser sólido y creíble. Apeado de la Supercopa de España por el Atlético, derrota que acabó costándole la cabeza a Valverde, también ha sido eliminado de la Copa del Rey. Ahí, Quique Setién, su sucesor, no ha podido mejorarle.

La gran esperanza, el gran anhelo, vuelve a estar depositada en la Champions League. Todo está abierto. Queda pendiente la vuelta de los octavos de final ante el Nápoles en el Camp Nou. Si es que el coronavirus permite que finalmente se dispute este partido y toda la competición en sí. Está previsto que sea en agosto.

Un año después de la derrota en Anfield, el panorama no es nada halagüeño. El equipo ha vuelto a perder a Ousmane Dembélé por lesión y ha llegado para sustituirle Martin Braithwaite, procedente del Leganés. Todo bajo las órdenes del nuevo capitán, un Quique Setién que, por unas razones u otras, ganó en el pulso a otros entrenadores como Xavi Hernández, Ronald Koeman, Mauricio Pochettino o Allegri.

El juego desplegado por el quipo azulgrana sigue generando muchas dudas. Sobre todo, ha perdido la fiabilidad en campo contrario con numerosas derrotas y ante equipos claramente inferiores.

La realidad, sin embargo, es que ha pasado un año desde el ridículo KO en Liverpool y el fútbol español y mundial han entrado en otra dimensión. La pandemia por el coronavirus lo ha detenido todo y nadie sabe a ciencia cierta como acabará todo.

De momento, si las competiciones se reanudan será solo después de una nueva pretemporada. Doce meses después las cosas están peor de lo que fue Liverpool.