El enfermo no mejora

El video de un 'quiero y no puedo': así fue el Barça-Slavia

El Barça no pudo pasar del empate a cero ante el Slavia de Praga en el Camp Nou / MEDIAPRO

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barça jugó un partido serio, pero insuficiente ante un Slavia de Praga muy ordenado, solidario y consciente de lo que venía a hacer al Camp Nou. Si fuera boxeo, a los puntos habría ganado ligeramente el equipo de Valverde, pero esto es fútbol y cuentan los goles, que no los hubo. Si hubo brotes verdes, pasaron desapercibidos porque la sensación es que el enfermo no mejora. Necesita seguir el tratamiento. Si es que alguien tiene la cura.

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CHAMPIONS LEAGUE

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Alineaciones
FC BARCELONA
Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba (Sergi Roberto, 46'), Busquets (Rakitic, 68'), Arturo Vidal, De Jong, Messi, Griezmann y Dembélé (Ansu Fati, 64').
SLAVIA DE PRAGA
Kolar, Coufal, Kudela, Frydrych, Soucek, Traoré (Tecl, 57'), Sevcik, Stanciu (Husbauer, 63'), Olayinka y Masopust (Provot, 82').

Piqué, Semedo y Busquets vieron la amarilla en la primera mitad. Ambos por, palmo arriba palmo abajo, lo mismo: cortar una contra. Fue la imagen del primer tiempo. El Slavia se encerró, sí, pero no se colgó del larguero porque agarró el sofá, lo colocó a escasos metros de la línea que parte el terreno de juego y se sentó a esperar a que el Barça llegara. Trpisovsky llegó “prácticamente desnudo” a Barcelona porque fue cacheado en el aeropuerto, ya que Felipe VI visitaba la Ciudad Condal y no hay que fiarse de nadie. Su venganza fue desnudar al Barça. Con dos líneas bien juntitas y adelantadas tuvo suficiente para decirle a Valverde “te toca mover pieza”. Los blaugrana movían de lado a lado el balón y, cuando intentaban ser verticales, los checos se activaban como un solo hombre para robar y salir precisos y veloces hacia la meta de Ter Stegen. De ahí las tres amarillas.

Jugó Dembéle, que está bien, y Arturo Vidal, que lo está a medias. Jugó Messi, cuando quiso, que es mucho más de lo que otros ofrecen en noventa minutos. De hecho, lo mejor del Barça fue, otra vez, el ‘10’. Cuando conectaba con el balón, pasaban cosas. Una de ellas fue recibir un balón pegado a la cal, agachar la cabeza y no levantarla hasta estrellar con violencia su juguete en la cruceta. Luego lo intentó con un disparo cruzado que envió a córner Kolar. Piqué, a la salida del mismo, volvió a probar al checo. 

El Slavia de Praga, todo orden y solidaridad, tuvo en Olayinka al hombre en el que convergía todo el trabajo de su equipo. Hizo un destrozo por la banda izquierda. Piqué y Semedo pedían ayuda constantemente. A veces llegaba. Griezmann miraba la escena desde su posición, ajeno a casi todo. Tampoco es que sus compañeros parecían verle con claridad, más bien difuso, desorientado. Olayinka, tras recomendarle a Nelson que fuera a por una cadera nueva, se la puso a Stanciu. Masopust se cruzó en el camino de un balón que encaraba puerta. Lenglet, Alba, que acabó lesionado, Busquets… Todo el Barça no dejaba de correr sin balón y se le nublaba la mente con él. Solo el genio de Messi y algún arranque de orgullo de Dembélé y Semedo iluminaba la estancia, cuyos muebles proyectan sombras en las paredes gracias a una luz tenue, casi triste.

Sergi Roberto salió por Jordi Alba, roto, tras el descanso. Lo primero que hizo Messi es provocar la amarilla de Stanciu. Algo es algo, no todo van a ser desgracias. Su disparo se fue fuera por poco. Sobraron siete minutos para notar que nada había cambiado. El dibujo del Barça era el mismo, el ánimo también. Ansu Fati calentaba en la banda. Quizá por ello Griezmann despertó. Llegó al área con más frecuencia, incluso se la puso a Sergi Roberto, cuyo remate rechazó Kolar.

Pero el gol en el Camp Nou es propiedad de Messi, que arrancó para decirle a Vidal que la empujada. El VAR aguó la fiesta señalando fuera de juego de Leo. Parecía que algo había cambiado... Fue un espejismo. La línea de diez jabatos checa había atrasado unos diez metros el sofá, sí. Y ya no esperaban sentados. También. Pero cada vez que robaban seguían inquietando, aunque obligados a recorrer más distancia para saludar a Ter Stegen. Valverde pensó que era el momento de Ansu Fati. Y entró por Dembélé, que si está al cien por cien, no lo parece.

En diez minutos el canterano puso patas arriba el Camp Nou. Con tres balones. Pegado a la banda. Driblando, ofreciéndose, sabiendo qué hacer en cada momento. Llega con el oficio aprendido. Fue él quien se la puso con el exterior perfecta a Messi. Kolar evitó el gol. El meta checo fue de los mejores de su equipo y eso no es incompatible con el hecho de que al Barça le costaba llegar. Lo hacía casi por inercia. Tras una jugada de Messi llegó el balón a Arturo Vidal. Demasiado largo. El Barça sigue estando acatarrado. Necesita que alguien encuentre la cura a sus males.