Piqué, el jugador que más balones tocó del Barça en una noche para el olvido

Los números de Piqué ante la Roma

Los números de Piqué ante la Roma / SPORT.es

Toni Frieros

Toni Frieros

Cuando Gerard Piqué es el jugador del Barça que más balones toca, y distribuye, es que el equipo azulgrana tiene un problema de organización y combinación. Efectivamente, el central catalán se convirtió en la solución del Barça para sacarse de encima la pegajosa presión y la agresividad de la Roma. Así fue en una primera parte donde el equipo italiano se comió al Barça en todos los aspectos del juego, metiéndole atrás e impidiéndole que se hiciera con el control del balón, que es lo mismo decir que del partido.

En el primer periodo, Piqué se tuvo que multiplicar para dar apoyo a todos sus compañeros de la zona ancha e incluso laterales, que jugaban más para atrás que para adelante. Gerard se vio obligado a jugarse el tipo, incluso la posibilidad de hacer penalty, lanzándose al suelo dentro del área para evitar que los delanteros romanistas, en especial Dzeko, disparara.

La verdad es que no tuvo culpa en el primer gol de la Roma, ya que el pase de De Rossi pilló por sorpresa a Alba y a Umtiti, que perdieron la carrera con Dzeko y que acabó superando a Ter Stegen. Por encima de todo Piqué se convirtió en el 'Koeman' del equipo,ya que todo el juego del Barça en la primera mitad se basó en los largos desplazamientos del central, para superar la férra medular italiana.

No pudo haber comenzado peor la segunda parte para él... y para el Barça. A los 56 minutos Dzeko le ganó la espalda y Piqué le derribó dentro del área cogiéndole por el brazo. Un penalty clarísimo que De Rossi se encargó para poner el 2-0 en el marcador.

Nada cambió en el transcurrir del segundo tiempo. La misma presión de la Roma, la misma intensidad y los mismos sustos. Piqué tuvo que achicar agua porque el barco se estaba hundiendo. La vía de escapae era demasiado grande y quedó constancia a los 80 minutos con el 3-0 de Manolas.

Ya en el descuento, una incorporación suya sirvió para que Alisson despejara un balón que fue a parar a los pies de Dembélé, que intentó batir al meta brasieño desde cuarenta metros.

Una noche para el olvido. Para Piqué, para el Barça y para todo el barcelonismo. Una decepción en toda regla.