El oscuro y largo túnel de Aleñá

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Carles Aleñá ha tenido esperado veinte años para vivir en primera persona una de esas experiencias que marcan la carrera de un futbolista. Solo una vez durante su etapa en el fútbol base había sufrido un contratiempo importante, la rotura de una muñeca, siendo cadete. Más allá de eso, ni problemas musculares serios ni fracturas de consideración. Pero todo futbolista, tarde o temprano, acaba atravesando ese túnel largo y oscuro que supone la imposibilidad física de jugar a fútbol. 

Llegó tarde, pero lo hizo con crueldad: a veinte minutos del último partido de Segunda División, categoría que, además, había perdido el Barça B. Aleñá se rompió el tendón del bíceps femoral del muslo derecho ante el Zaragoza cuando las vacaciones esperaban a la vuelta de la esquina y el primer equipo era una realidad. Fue un golpe duro, difícil de encajar, por la gravedad y el momento. Nada, sin embargo, que no sirva de aprendizaje. Así lo encaró pasado el duelo y así se lo hicieron ver quienes tiene a su lado. El lado oscuro del fútbol también es fútbol.

Se rompió un sábado y el siguiente jueves ya estaba estirado en Helsinki (Finalndia) para ponerse en manos del doctor Orava, especialista en este tipo de lesiones (Dembélé también fue operado por el mismo cirujano). El lunes siguiente, 11 de junio, ya empezó a preparar su regreso. Cada mañana acude, desde ese día a las instalaciones de la Ciutat Esportiva. La primera semana sirvió para curar la herida, para que cicatrizase bien y no surgiera ningún problema secundario.

Durante los primeros quince días después de la operación necesitó que alguien le acompañara a Sant Joan Despí, imposibilitado incluso para conducir y enganchado a un par de muletas. Fueron días complicados para alguien tan maduro como él y acostumbrado a valerse por sí mismo. Carles tuvo que esperar hasta la última semana del mes de junio para que le quitaran los puntos y también las muletas. Fue un punto de inflexión en la recuperación porque, sin puntos ni muletas, empezó a caminar y a conducir, lo que le permitió acudir a la Ciutat Esportiva por sus propios medios cada mañana. 

Pese a la mayor autonomía personal, a nivel de entrenamientos había avanzado poco porque el trabajo aún se ceñía casi exclusivamente a la camilla, que es el punto en el que se encuentra en este momento.

trabajo diario

Aleñá se somete de forma regular, prácticamente a diario, a un tratamiento de electroterapia, entre otros métodos con los que cuentan las modernas instalaciones blaugrana para recuperar lesiones. 

El de Mataró deberá seguir a muchos kilómetros de distancia la gira por Estados Unidos a la que estaba invitado. Aleñá debía formar parte de la expedición, pero no tendrá más remedio que seguir con su día a día en Barcelona. El siguiente paso será poder realizar trabajo de gimnasio, previo a pisar, de nuevo, el césped. El objetivo, pese a que nadie va a presionarle más allá de sus propias ganas por volver, es que pueda recibir el alta médica la primera semana del mes de septiembre. Esa es la idea, aunque se trata de una lesión muy delicada que requiere de máxima precaución y nadie tomará riesgo alguno. Si todo va como está yendo, el futbolista estará a disposición de Ernesto Valverde a principios de septiembre. Es la previsión más optimista.