Iván Iglesias: "Trabajar con Cruyff fue un master continuo"

Iván Iglesias no se perdió la Cena Anual de la Agrupación Barça Jugadores

Iván Iglesias no se perdió la Cena Anual de la Agrupación Barça Jugadores / JAVIER FERRÁNDIZ

David Salinas

David Salinas

Iván Iglesias defendió la camiseta del FC Barcelona por última vez el 21 de mayo de 1995 en un Betis-Barça (1-1). Se lesionó de gravedad y pasó por el quirófano. Sufrió una rotura aislada del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que, afortunadamente, no le afectó a los ligamentos laterales ni a los meniscos. El tiempo de baja se cifró entre seis y ocho meses. Una eternidad.

Pese a seguir Johan Cruyff en el banquillo azulgrana, fue cedido al Sporting de Gijón para que adquiriera ritmo de competición cerca de los suyos. Reapareció en un Albacete-Sporting (1-3) de la mano de José Manuel Díaz Novoa el 21 de enero de 1996, ocho meses después. El cese traumático del holandés a final de temporada y la llegada de Bobby Robson dejaron a Iván lejos del Camp Nou. De él se supo que pasó después por el Oviedo, Rayo Vallecano, Cartagena y Oviedo ACF. 

¿Y cuándo colgó las botas?

En 2004 montamos en Gijón la Escuela JIN [las iniciales son las de José Antonio Novo, Iván Iglesias y Nacho López] y ya vamos para quince años. Es una escuela de fútbol base y prácticamente desde que me retiré estoy relacionado con ella.

¿De qué se ocupa?

Mi misión es la de coordinar un poco a nivel de entrenadores, metodología de trabajo, línea de funcionamiento... De todo un poco

¿Con qué equipos cuentan?

Tenemos una parte de escuela formativa, los que empiezan, que no compiten, y luego la parte federativa, que ya compiten, desde pre benjamines a juveniles.

¿Volverá al fútbol profesional?

Es un tema que tengo parado. Me lleva mucho tiempo lo que estoy haciendo. Hay un montón de chavales… Es complicado pensar en algo más allá de la Escuela. No sé lo que deparará el futuro pero ahora mismo estoy centrado en esto.

La afición azulgrana siempre le relacionrá con el quinto gol al Real Madrid el 8 de enero de 1994. ¿Qué recuerdos tiene de ese partido? 

Este tipo de partidos, un clásico, siempre te marcan. Tuve la suerte de poder participar, meter el quinto… Fue todo muy bonito y sí que es verdad que, al final, a la gente le queda eso, el gol. Pero colaboré en más partidos [71] y también anoté otros goles [5].

Uno importante contra el Rayo Vallecano…

Sí. Quedaba poco para acabar la Liga [la cuarta de Cruyff, la del penalti de Djukic, temporada 1993-94], íbamos a remolque del Depor y en ese partido, en el Camp Nou, estábamos 0-0 y en los últimos minutos tuve la fortuna de hacer el gol. Si no ganábamos era decir adiós a la Liga…

¿Cómo valoraría su paso por el FC Barcelona?

Positivo. Tienes siempre el hándicap al que está expuesto el deportista, que son las lesiones. Y en los últimos partidos del segundo año me tocó: tuve la lesión grave en la rodilla y eso me condicionó mucho. Me dejó ocho meses en el dique seco… La recuperación no fue como las de hoy en día y eso, en un club como el Barça, volver a entrar poco a poco en el equipo fue muy complicado y entonces es cuando tienes que cambiar de aires.

Y eso que todavía estaba Johan Cruyff, su gran valedor.

Sí, siempre dije que él era el aval que tenía en Barcelona. Le sigo estando agradecido por todo lo que hizo y por el master continuo que es estar a las órdenes de él. Todos los que trabajamos con Johan tuvimos la fortuna de poder disfrutar de él y estamos orgullosos del legado que nos dejó.

¿Cómo fue su fichaje por el FC Barcelona?

El Sporting y el Barça tenían un convenio y me ficharon por 100 millones. En Gijón se hablaba de que el Barça iba a por Juanele y Manjarín. Pero iba a por Iván.

¿Sigues al Barça desde la distancia?

Sí, claro. Es un club al que siempre tengo muy presente. Estuve muy bien aquí, mamé barcelonismo y siempre lo sigo porque es un referente. Igualmente, sigo a los equipos de mi tierra.

¿Con qué momentos se queda del Barça?

El poder vivir partidos grandes, como el clásico, los de Champions, que son duelos siempre muy esperados por los jugadores y la afición, el grupo humano que teníamos y tener la suerte de haber estado con Johan.

¿Hubiera preferido llegar con más años, más consolidado como jugador?

Es que sucedió así. Yo había debutado en Primera con el Sporting en septiembre de 1991, con 19 años y fiché por el Barça en el verano de 1993. Y cuando te llama el Barça hay que aprovecharlo. Nunca se puede saber si es pronto o tarde, lo que se trata es de aprovecharlo y trabajar, que es lo que hice.

En algunas biografías de Iván se dice que usted jugó en Estados Unidos, concretamente en el New York MetroStars.

No, no jugué. Estuve un mes, durante una pretemporada. Allí el fútbol más o menos funciona como la NBA, hay un draft. Estaban todos los equipos en Miami y yo hizo la pretemporada, primero con Houston, después con Los Ángeles y luego con Dallas. Fueron tres semanas de competición [partidos amistosos] y jugué con esos equipos porque había tope salarial y los fichajes van en función de la demanda de cada club. Y en función de lo que cada uno necesitaba, iba jugando.

¿No le convenció el fútbol norteamericano?

No fue eso... Tuve una oferta de Dallas, pero mi mujer estaba embarazada de nuestra segunda hija, el atentado del 11-S estaba todavía muy presente… Total, que decidimos no quedarnos. 

Tampoco se quedó en Cartagena…

No. Había firmado por cuatro años pero solo estuve media temporada. Incluso me había comprometido para entrar en la secretaría técnica, pero por una mala gestión el proyecto no funcionó y fue a principios de 2003 cuando decidí ir a probar a Estados Unidos.

¿Le costó dejar el fútbol después de tanto tiempo?

No. Empezaba a tenerlo muy asumido. Me saqué la carrera de magisterio y rápidamente empecé en la Escuela. Y ahí sigo, muy feliz.