El técnico del Almería se reencuentra con el Barça

Hugo Sánchez, de deseado a enemigo número uno tras "acomodarse" sus partes

Hace 25 años pudo llegar al Barça, pero Venables prefirió a Archibald. La polémica no cesó desde entonces

J. Gil

Hugo Sánchez volverá hoy a medirse a uno de los rivales con los que mantuvo una relación más controvertida en su etapa como futbolista profesional. Todo empezó con el intento de la directiva comandada por Núñez y Gaspart de ficharle y acabó como el rosario de la aurora, sobre todo, a raíz de que se "acomodara", según sus propias palabras, sus partes ante la tribuna del Camp Nou en el partido de ida de la final de la Supercopa el 5 de diciembre de 1990.

El verano de 1984 pudo cambiar la historia del mexicano. El Barça estaba interesado en su fichaje, pero la llegada del británico Terry Venables al banquillo condujo a un cambio de planes. El técnico pidió al escocés Steve Archibald, quien se convirtió en el 'nueve' barcelonista y la directiva tuvo que descartar a Hugo Sánchez.

El mexicano explicó en una entrevista a la revista 'Don Balón' que "hubo tres momentos en los que el Barcelona y yo estuvimos cerca de llegar a un acuerdo. Sin embargo, por diferentes circunstancias, no se concretó nada. Imagino que el destino estaba marcado y no me quejo". Según su versión, Núñez no quiso pagar los 450 millones que pedía el Atlético.

A partir de su fichaje por el Real Madrid, el jugador se convirtió en un símbolo merengue y en uno de los abanderados del antibarcelonismo. Su discurso se rebajó con el paso de los años, aunque dejó claro en sus inicios como técnico que "no entrenaría al Barça ni por todo el oro del mundo".

La relación entre Hugo y el Barça vivió su momento más crudo en la final de la Supercopa en 1990. En el célebre partido del pisotón de Stoichkov al colegiado Urizar Azpitarte y que acabó en victoria blanca (0-1), el mexicano se dedicó a jugar con sus partes más íntimas antes de entrar al túnel de vestuario. Las cámaras recogieron este momento, aunque fue Josep Lluís Núñez quien se preguntó en el palco a modo de denuncia: "¿Han visto en que sitio se ha puesto las manos el mexicano?". Hugo Sánchez se vio obligado a declarar ante el Comité de Competición y allí fue donde señaló que era un gesto habitual "por comodidad y estética", además de añadir que "son manías que tengo", igual que cuando "me seco el sudor o me limpio la mucosidad en el terreno de juego". Al delantero le cayeron dos partidos de sanción por ofender al público.

Curiosamente, un año después, se volvió a relacionar su nombre con el del Barcelona, pero hubo un clamor total pidiendo que no se cometiera tal disparate. Johan Cruyff lo dejó muy claro en junio de 1991: "No lo veo como el cuarto extranjero. Hay que tener en cuenta que es conflictivo y la afición no lo aceptaría".