Historia SPORT
"Ese flaquito, con botas verdes y pelo surfero oxigenado"
Griezmann llegó a la Real Sociedad con 13 años, tras haber sido rechazado por varios equipos franceses por su altura
Siendo juvenil, debutó con el primer equipo en la pretemporada de 2009, fue el máximo goleador y se mantuvo en la plantilla
“Un chico especial, es diferente”. Esta fue la definición sobre Antoine Griezmann que utilizó Éric Olhats, ojeador de jugadores no profesionales de la Real Sociedad en el país vasco francés, para convencer a Roberto Olabe, entonces director deportivo del club txuri-urdin, de que era necesario “dar un paso más” con aquel jugador.
Fruto de una casualidad. La trayectoria de Griezmann no sería la que hoy conocemos de no ser porque Olhats se quedó en Paris debido a que su vuelo procedente de Buenos Aires llegó con retraso, hecho que le hizo perder el enlace. De esta manera, fue a ver un partido de fútbol formativo entre el Paris Saint-Germain y el Montpellier, equipo en el que estaba de prueba.
Olhats vio cómo Antoine bajaba de un coche con una vestimenta diferente a la del resto de jugadores del Montpellier. Todos llevaban el chándal del equipo, menos él, que vestía una camiseta de Jamaica. El ojeador, rápidamente, supo que no formaba parte del equipo y que estaba de prueba, por lo que no le quitó la vista de encima. Tan sólo disputó los últimos diez minutos del partido, el tiempo necesario para marcar dos goles en aquel torneo. Al acabar, Éric le dio una tarjeta con su número junto a un mensaje en el que emplazaba a sus padres a llamarle, conocerse y realizar unas pruebas en la Real Sociedad.
Rechazado
El tiempo le ha acabado dando la razón y quitándosela a todos los equipos franceses que rechazaron a Griezmann por su altura. Olympique de Lyon, Sochaux, Saint Étienne, Metz, y Auxerre fueron algunos de los que rechazaron incorporar a Antoine a sus categorías inferiores debido a su corta estatura. El Auxerre fue un paso más allá y realizó una radiografía de su muñeca para evaluar el ritmo óseo de crecimiento. Una vez vistos los resultados, el equipo norteño desestimó su incorporación.
El Metz, incluso, le llegó a asegurar de palabra que le acabarían fichando y que le facilitarían billetes de tren a sus padres para que pudiesen verle jugar todos los fines de semana. Dos semanas más tarde le comunicaron a su padre que, finalmente, no llevarían a cabo dicho acuerdo. En estas, Antoine estuvo a punto de dejar definitivamente el fútbol, pero estos rechazos le sirvieron para forjar su carácter.
“La insistencia de Éric nos hizo ver que valía la pena conocer su caso y otorgarle un período de prueba, pero hicimos creer a la gente del club que venía de Iparralde, una de las zonas en las zonas del País Vasco francés que teníamos controladas, y no de tan lejos como realmente era el caso, porque iba en contra del plan estratégico que estábamos llevando a cabo”, comenta Olabe, que ahora es director de fútbol de la Real Sociedad.
Dos semanas de prueba en Zubieta
Llegó a la Real Sociedad con 13 años y empezó a entrenarse durante una semana con jugadores más mayores que él, porque los de su edad estaban disputando un torneo fuera. “Era un jugador diferente al resto de los que teníamos. No destacaba por su físico, pero no le dimos excesiva importancia porque, entonces, el club estaba viviendo un cambio de paradigma en el que tenían más peso las cualidades técnicas que físicas”, explica Olabe. Después, pasó otra semana de prueba, ya sí, con los jugadores de su edad
Durante seis años, Éric Olhats ‘adoptó’ a Griezmann en su casa de Bayona, un punto intermedio entre su ciudad natal, Mâcon, situada a unos 60 kilómetros de Lyon, y las instalaciones de la Real Sociedad en Zubieta. Olhats fue el encargado de llevar en coche a Antoine a cada entrenamiento, cuyo trayecto era de, aproximadamente, una hora. En esos viajes iba acompañado de otros jugadores que vivían en Bayona y jugaban en la Real Sociedad.
De igual manera, se optó porque su escolarización se llevase a cabo en territorio francés para así, no poner más palos en las ruedas a la integración de Antoine y ayudar a que el proceso de adaptación fuese de la manera menos complicada posible.
Su familia vivió el proceso de manera agridulce. Felices por ver que su hijo estaba cumpliendo su sueño, de una vez por todas, pero apenados porque el polluelo tuvo que abandonar el nido prematuramente. Cada vez que Antoine se escapaba a ver a su familia a Mâcon, le llenaba de energía, aunque el camino de vuelta lo pasaba íntegramente llorando.
Sus inicios en las categorías inferiores
Muchos entrenadores se preguntaban dónde debía jugar Antoine, si de volante, mediapunta, delantero centro, extremo… La respuesta que daba el club era simple: “en el terreno de juego”. En sus inicios, Antoine no destacaba por su velocidad, ni por su fortaleza, ni por su olfato goleador, pero sí que lo hacía por mejorar al resto de jugadores y llevar el balón cosido al pie. No era el jugador que conocemos actualmente, de hecho, no era titular indiscutible en sus primeros años.
Roberto Olabe lo recuerda como en sus inicios como “ese flaquito con botas verdes y pelo surfero oxidado”. El idioma empezó siendo un impedimento, pero tal y como explica el actual director de fútbol de la Real Sociedad “la mejor manera que tenía Antoine para relacionarse era sobre el terreno de juego y con el balón”.
Ansu y Griezmann, vidas paralelas
Un ascenso meteórico. Antoine fue escalando por las categorías inferiores del club txuri-urdin hasta que llegó a la etapa de juvenil y el verano de 2009. Las lesiones de algunos de sus compañeros le permitieron debutar con el primer equipo en aquella pretemporada, de la mano de Martín Lasarte.
En el partido entre Anaitasuna y Real Sociedad del 1 de agosto, un joven e imberbe Griezmann con el dorsal ‘11’ en la espalda anotó los dos últimos goles del 0-5 que consiguieron los txuri-urdine. No sólo picó a la puerta del primer equipo, la derribó directamente. Se convirtió en el máximo goleador de aquella pretemporada y se hizo con un lugar en la primera plantilla saltándose la etapa del filial, equipo con el que no llegó a disputar ningún partido. Al más puro estilo Ansu Fati con el Barça. Eso sí, con una década de diferencia entre el francés y el canterano del Barça.
Aquella temporada la disputó íntegramente con el primer equipo y en su primera titularidad, anotó su primer gol: fue ante la SD Huesca el 27 de septiembre. Con tan sólo 18 años, Griezmann fue el tercer máximo goleador con seis dianas, por detrás del uruguayo Carlos Bueno (12) y del histórico Xabi Prieto (7). Además fue el jugador de campo que más partidos disputó: 40.
Aquella temporada, la Real Sociedad conquistó el título y logró el ascenso a Primera División tras tres temporadas en la categoría de plata del fútbol español. Donosti le acogió con los brazos abiertos y, rápidamente, se convirtió en uno de los héroes de la afición. El resto, ya es historia. Este domingo regresará al estadio que tantas veces celebró sus goles, el estadio que tantas ovaciones le brindó, el estadio que le vio crecer. Este domingo, Griezmann regresa a casa.
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