Dembélé, de los pitos a los aplausos en siete meses… ¿Qué ha cambiado?

Era febrero cuando el Camp Nou pitaba a Osumane Dembélé por negarse a renovar su contrato, cansado de verle lesionado y de no responder a las expectativas cuando había sido contratado como el jugador que debía suplir a Neymar. A 7 de septiembre de este mismo año y, a la conclusión del partido contra el Viktoria Plzen, Xavi sale en rueda de prensa para decir esto: “He visto pocos jugadores con esa capacidad en el uno contra uno. Está al nivel del mejor Neymar. Había sufrido mucho en los últimos años y se merece lo de ahora. No hay un extremo puro que pueda salir por los dos lados como hace él". 

¿Qué ha cambiado en tan poco tiempo?, ¿por qué en poco más de medio año ha pasado de villano a héroe?, ¿De pitado a aplaudido?, ¿De despreciado a venerado? ¿Cómo lo ha vivido él?

Hay una persona que ha logrado transformar una situación negativa en una de positiva. Y es Xavi Hernández. El técnico fue el primero que creyó en él al llegar, el que le dio continuidad en su juego, el que pidió su renovación, el que intentó convencer al jugador para que no se fuera, el que solicitó una y otra vez a Laporta su renovación, el que llamó al jugador estando de vacaciones para que negociara con el Barça, el que insistió a Mateu Alemany que cediera en su postura en las negociaciones.

Y el propio Ousmane ahora se lo reconoce: “Ha sido clave y es lo mejor que he tenido desde Tuchel. Ojala pueda seguir a su lado durante muchos años”, dijo en la entrevista a SPORT.

Dembélé: "Me quedé en el Barça por Xavi, Laporta y porque quiero ganar títulos aquí"

El propio Dembéle ha dado pasos adelante. “Así es la vida”, dice. “Antes tenía 20 años y ahora tengo 25. He madurado”, dijo. Ahora la implicación en el trabajo diario del jugador es mayor y la recompensa está llegando hasta el punto que ayer fue ovacionado cuando Xavi le sustituyó.

Dembélé, además, se encuentra más cómodo en el vestuario pues ya no es ese niño asustadizo que llegó en una sala repleta de vacas sagradas, sino que ahora comparte día a día con muchos chicos de su edad, una compañía que le hace encontrarse más cómodo, más a su aire hasta el punto de ganarse fama de dicharachero: “Es un cachondo”, dicen los que llevan tiempo trabajando con él.

Nada parece así en el campo por su semblante serio, despistado, alejado de la presión y del mundo que le rodea. Sin embargo, su mundo y su forma de ser parece que va encajando cada día más en el mundo Barça. Hoy, Dembélé ya entiende donde está y el barcelonismo aprecia este esfuerzo. Y le respalda.