CONFIDENCIAL SPORT: "¿A quién le da indicaciones Koeman? ¡Es Matheus!"

Una noche gélida. Con tintes de surrealismo. Tan extraña como finalmente dulce. Sobre el césped del Olímpico de Kíev, cuando quedaba alrededor de una hora para que diera comienzo el encuentro, tan solo se asomaron a palpar el terreno los más jóvenes. En un grupito estaban Konrad y Dest; en otro, Mingueza, Riqui y un par de figuras más indetectables entre las capas de ropa y la mascarilla en la cara. El resto, los más veteranos, acostumbrados a estas lindes, permanecieron en el calor del vestuario. Tenían suficiente con las dos horas que les esperaban merodeando los cero grados. Empezó el partido.

Mingueza, el único que debutó de inicio, arrancó algo nervioso fallando un par de pases relativamente sencillos. Pero la seguridad que da jugar al lado de Lenglet y un par de buenas acciones defensivas le ayudaron a serenarse. En el banquillo esperaban Konrad y Matheus ese ansiado estreno oficial con la camiseta del Barça. También Riqui, que no sabía todavía lo que era vestirse de corto en un partido de Champions. Llegamos al descanso y la mayoría de suplentes se quedó en el campo ejercitándose. Entre ellos, un Matheus Fernandes que estuvo peloteando con uno de los preparadores del Barça.

Una premonición sobre lo que iba a suceder? Riqui, Griezmann y Alba mantuvieron ya en el comienzo del segundo tiempo los ejercicios en la zona habilitada para ello. En el verde, sus compañeros salían en tromba y casi sentenciaban en cinco minutos espléndidos. Mingueza, más allá de las buenas sensaciones, se apuntaba una asistencia tras peinar un córner en el primer palo que terminaba convirtiendo Braithwaite en el 0-2. En el 65', triple cambio del técnico neerlandés, que se la jugaba colocando a Junior como acompañante de Óscar en el eje de la zaga.

Pocos minutos después, desde la tribuna de prensa un pequeño run-run al intentar detectar a quien le daba Koeman indicaciones para entrar. Botas anaranjadas, tez morena...por descarte no podía ser otro. Matheus. Sin ser presentado y sin haber sumado previamente ni un minuto con la zamarra del Barça, el brasileño iba a disfrutar de un cuarto de hora en la mejor competición del mundo. Luego fue el turno de Konrad. Uno de los días más felices sin duda en la vida de estos tres chavales que sueñan con hacerse un hueco en uno de los mejores clubes del mundo. Fueron de los últimos en abandonar el terreno de juego. Querían saborear hasta el último sorbito de una noche que jamás olvidarán.