'Bofetada' de Valverde a sus detractores

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Desde su llegada al FC Barcelona, Ernesto Valverde ha apostado por no hacer demasiado ruido, por un trato con la prensa correcto, cordial, a pesar de que los medios no le han puesto las cosas demasiado fáciles. Vaya, ni a él ni a ningún técnico del Barça históricamente en rueda de prensa. A nivel de gestión, tampoco ha sido un entrenador muy intervencionista ni amante de las grandes revoluciones, ni de castigar a jugadores. En definitiva, de nada que haga ‘ruido’.

Durante los partidos rara vez ha introducido algún cambio antes o durante el descanso a no ser que haya sido por fuerza mayor, obligado. Como es habitual, cuando las cosas han ido bien pocos o nadie se han atrevido a dudar de su capacidad o de poner en entredicho sus habilidades para cambiar los guiones o los signos de los partidos. Cuando se han sufrido reveses duros, importantes, como por ejemplo el de Roma el curso pasado, los detractores han arreciado con fuerza para ‘rajar’ sobre la poca reacción mostrada por el ‘Txingurri’ y de sus problemas para utilizar a los jugadores de refresco en los momentos indicados.

Esta temporada, cómo no, se volvió a criticar a Ernesto durante la pequeña crisis que sufrió al equipo a finales de septiembre. Los empates en casa frente a Girona y Athletic y la derrota ante el entonces colista Leganés hicieron volver a la palestra a aquellos que critican los pocos riesgos que toma el técnico del Barça a la hora de variar el rumbo de los partidos.

Pero en caso de existir ese ‘miedo’ (por así decirlo) de Valverde en cuanto a arriesgar y a tomar decisiones drásticas en ciertos momentos, en los últimos partidos ha tumbado, ha dilapidado esos rumores de un plumazo. ¿Por qué? Pues porque los cambios que ha introducido en los últimos cuatro duelos han sido claves, trascendentales, oportunos, para que el Barça haya sacado adelante este tramo sin Leo Messi que todos tanto temíamos.

Barça-Madrid:

Después de anotar Marcelo el 2-1 en el 50’ y apretar el Madrid de lo lindo en el primer tramo de la segunda mitad, Semedo (69’) y Dembélé (74’) entraron por Rafinha y Coutinho, respectivamente. <strong>El Barça se rearmó, recuperó la iniciativa, abrió el campo</strong> con el francés y llegó la reacción. Goles de Luis Suárez en el 75’ y 83’ para enterrar las esperanzas merengues. Ah, y en el 84’ Arturo Vidal también entró para apuntillar a los blancos con el 5-1 tras asistencia de Dembélé.

Barça-Cultural:

En este caso podríamos decir que se trata de una mera coincidencia, de casualidad. Pero bueno, el caso es que Lenglet comenzó de suplente, entró en el 61’ por Cuenca y en el 91’ anotó el único gol del partido, el de la victoria.

Rayo Vallecano-Barça:

Las cosas se pusieron feas en Vallecas. Suárez adelantó a los barcelonistas pronto, en la primera mitad, pero el Rayo fue ganándole terreno al cuadro de Valverde con el paso de los minutos hasta llegar incluso a dominarlo. Fruto de esa presión llegaron los goles de Pozo y Álvaro García para dar la vuelta al marcador y encender las alarmas. Valverde movió rápido el banquillo. Dembélé entró muy pronto, en el 52’, por Rafinha. En el 67’ se produjo algo aún menos habitual. Doble cambio: Vidal y Munir dentro y Arthur y Coutinho fuera. La imagen mejoró, el equipo dio un paso al frente. Uno de los que había entrado de refresco, Dembélé, anotó el empate en el 87’ y en el 90’ Suárez puso la puntilla para dar tres puntos épicos.

Inter-Barça:

Partido de alto voltaje en el que el equipo titular estaba a gran nivel. Es por eso que Valverde no quiso tocar ninguna pieza hasta que en el 81’ sorprendió a propios y extraños introduciendo en el terreno de juego a un jugador con el que no había contado en toda la temporada. En el Giuseppe Meazza y ante todo un Inter. Malcom irrumpió sobre el terreno de juego. Hasta se nos hizo extraño verle (solo ante la Cultural disfrutó de protagonismo). Pero el cambió surtió un efecto inmediato: primer balón que tocaba y 0-1 para el Barça. Electrificó el encuentro en el momento preciso.

A ver ahora quien es capaz de reprocharle algo al bueno del ‘Txingurri’…