El Barça no se olvida de Guerreiro

No pudo ser en 2016. Raphaël Guerreiro y el Barça mantuvieron conversaciones pero éstas no llegaron a buen puerto. El lateral del Lorient buscaba dar el gran salto y el Dortmund de ofreció un 'status' deportivo que no pudo igualar el conjunto azulgrana, donde la vitola de titular indiscutible de Jordi Alba ejerció de hándicap en la decisión del jugador. Cuatro años después, el contacto entre el Barça y el entorno de Guerreiro sigue abierto. El club catalán es consciente de que, más temprano que tarde, deberá reforzar el carril izquierdo, pues Alba tiene ya 31 años y Junior Firpo podría salir del club este mismo verano.

Raphaël Guerreiro, luso-francés de 26 años, vive su cuarta temporada en el Dortmund, donde no ha dejado de incrementar su valor de mercado, especialmente en esta última temporada, en la que acumula cinco goles y cinco asistencias. Los alemanes pagaron 12 millones de euros por el carrilero y su venta giraría alrededor de los 25 millones de euros. Incluso algo menos si se tiene en cuenta el impacto que puede conllevar la crisis del coronavirus en los traspasos.

A día de hoy, los planes veraniegos de todos los clubes han saltado por los aires. También los del Barça, aunque la obligación de la secretaría técnica culé es tener una lista de nombres con candidatos a reforzar cada posición. Si tras la necesaria inversión en un delantero -Neymar y, quien sabe, si quizá también Lautaro- todavía hay algo de dinero en las arcas, el club catalán pensará en el carril izquierdo. Y ahí, Guerreiro ocupa uno de los lugares más altos de la lista.

Una de las alternativas es fichar a un central zurdo que pueda jugar también en banda, pero si el club apuesta por Ronald Araujo o no concreta la salida de Umtiti, ganará enteros la incorporación de un lateral puro. 

Guerreiro, internacional con Portugal, destaca por su aportación ofensiva y por su criterio en la creación de juego. De hecho, en ocasiones ha jugado en el centro del campo. Preciso y técnico con el cuero, es especialista a balón parado aunque a veces su clara vocación ofensiva le hace descuidar su espalda.