Adrià Salas: "El fútbol es como una peli de Antena 3 a las cuatro de la tarde"

Adrià Salas ha pasaso solo el confinamiento

Adrià Salas ha pasaso solo el confinamiento / LUZ SORIA

Dídac Peyret

Dídac Peyret

En su primera semana de confinamiento le dolían la cabeza y los huesos. Pensó que tenía el coronavirus. “Evidentemente me hice la misma pregunta que todos”, asegura. Pero a lo tonto ha hecho 20 canciones, ha podido ver por primera vez Pulp Fiction, ha estado leyendo a Paul Auster y ha escuchado en bucle a Flavia Coelho. Hace más de medio año pensó que necesitaba un parón y fue entonces cuando se dislocó la rótula. Entre lesión y pandemia lleva ya siete meses de confinamiento obligado. 

A pesar de todo, tus canciones siguen pareciendo un verano eterno; ¿eres así o es la energía que quieres transmitir?

Siempre soy optimista en todo. Soy bastante creyente de la ley de la atracción. La gente que dice, ‘es que soy gafe, es que me pasa todo lo malo a mí’, pues le van pasando más cosas malas. Así que no quiero escribir más canciones tristes. Porque, si en algún caso, estuviera prediciendo el futuro sería bastante tonto por mi parte escribir algo que me perjudicara [sonríe]. Siempre confío en que todo irá bien.

¿En el fútbol también?

Yo es que soy más de basket [risas]. Yo jugué tres años en el Barça de pequeño, con Marc Gasol, de preinfantil a cadete. Y después en el Sant Josep de Badalona.  Mola ver algunos colegas que jugaban conmigo, o contra los que juegue, que están en ACB.  Rudy, que es de mi generación.  Rodrigo San Miguel, que viene mucho a verme.  Pau Ribas. Son de la quinta. 

¿Cómo era ese Marc Gasol adolescente?

Pues más o menos de la misma altura que yo [risas]. 

Y ahora dirás que le ganabas cuando jugabais un uno contra uno...

No, ¡yo no he dicho, eso! Pero sí te digo que no era tan bueno entonces.  Pero había el precedente de Pau, sabían que mediría más de dos metros. Y, con jugadores así, les dedican más horas.  Me acuerdo sobre todo de que tenía una muñeca espectacular. Te podía meter 30 triples seguidos en los entrenamientos.

Y sin saltar…

Sí, porque tiene una muñeca privilegiado. Y también porque estaba un poco gordito de pequeño y me imagino que por eso adoptó esa forma de tirar. Pero  la sigue aplicando, a pesar de que ahora sí tiene esa capacidad para saltar. Y, luego, era una persona muy divertida. Nos pasábamos los entrenamiento cantando. Era la época de ‘Barby girl’ de Aqua [tararea la canción]. Teníamos 12 o 13 años. Después yo me fui a jugar al Sant Josep de Badalona y nos cruzábamos. 

¿Cómo eran esos duelos?

Ahí es donde me doy cuenta de que cada vez era más alto y ya le hacían jugar todos los minutos. El año pasado se cumplían 20 años desde que habíamos empezado a jugar todos juntos y nos volvimos a ver. Y él estaba superemocionado. Teníamos una foto de cuando empezamos, que éramos todos más o menos iguales. Y ahora era como él sobresalía mucho.

¿Ya tenía este carácter tan ganador de tan pequeño?

Sí. De siempre. Se enfadaba mucho. Me acuerdo en un entrenamiento que uno de su equipo no paraba de perder balones y estaba como ofuscado. Y Marc empezó a chillar: ‘No le paséis la pelota a este que va con los otros’. Tenía mucho estas cosas [sonríe].

Me hablabas también de que tuviste a Rudy como rival, otro carácter importante...

Sí y siempre me tocaba defenderlo.

¿Y cómo era?

Me acuerdo cuando llegó a La Penya en preinfantil, que todo el mundo decía, ‘Este chico que es mallorquín hará tal y pascual’. Pero nosotros, los del Barça, nos decíamos: ‘pues no es para tanto’.  Y al final vas viendo el crecimiento y es brutal verlo ahora. No creo que me quisiera mucho, la verdad [risas].  Lo pellizcaba y lo apretaba psicológicamente con un poco de mala fe. Y él iba al árbitro y se quejaba. Y yo tenía cara de buena persona y los árbitros no lo creían. Y me metía unos cuantos  puntos, pero menos que al resto. Había mucha rivalidad porque era La Penya contra el Sant Josep, los dos de Badalona. Competíamos y  luegos nos encontrábamos en las Carpas del Titus los domingos por la tarde y era divertido. 

¿Cómo alguien como tú, que estaba metido a ese nivel en el  baloncesto, termina siendo músico? 

Yo siempre pienso que el baloncesto y la música tienen mucho que ver.  Tienes que saber cuál es la cualidad del otro. Yo me acuerdo que llegaba el final de un partido y sabías a quién le ibas a pasar la pelota para que metiera la última canasta. O cuál era el mejor defendiendo. Y en un concierto ya sabes quién animará más al público y quién hará tal cosa en un momento determinado. Tienes que conocer las habilidades y cualidades de cada uno para que un concierto sea el mejor posible.

Aunque te guste menos que el basket, algún recuerdo tendrás vinculado al fútbol...

Sí, los bares. Esos bares con la gente fumando a tope cuando se podía. Aquella obsesión por el fútbol. Los nervios. La gente cagándose en los jugadores. Me acuerdo de la época del Dream Team. En aquella época tenía siete años. Era fanático de Stoichkov. Vinculo mucho esa época al programa ‘Força Barça’. 

Es algo que le ocurre a mucha gente de esa generación...

Totalmente. Con mi padre poníamos el partido en la tele y a Arús en la radio y nos reíamos mucho. Me acuerdo sobre todo del 5-4 contra el Atlético con el gol de Pizzi. De estar escuchando el partido en casa, de irme a dormir. Pero levantarme y tirarme en el pasillo de mi caso como si fuera una piscina porque habían remontado. El fútbol es algo que relaciono al estar con amigos, a verlo con la familia. Jugando soy un paquete. 

Un jugador que te marcara...

[Se lo piensa]. Ronaldinho me había gustado mucho. Era muy fan también de Laudrup y de Iván de la Peña. Muy fanático, a tope con Lo Pelat.

Primer recuerdo del Camp Nou...

Mi primera vez fue la presentación de Riquelme en un partido contra Boca que creo que era un Gamper. 

Si en otra vida hubieras sido futbolista, cuál crees que serías...  

Ostras, pues mira, yo habría sido un Salinas. Ese era mi nivel. De ser un patoso pero ayudar siempre al equipo y tener esa potra. O habría sido un Bakero, aunque yo sea más alto.

¿Qué crees que tiene el fútbol para que guste a tanta gente?

Básicamente que solo necesitas una pelota. Eso lo ha hecho famoso en todo el mundo. En otros deportes necesitas una cesta, una red. El fútbol es muy universal. Y es fácil de jugar. Tiene  pocas reglas, faltas, fuera de juego y hasta ahí.

Eso permite que lo juegue todo el mundo... ¿pero qué hace que lo vea tanta gente? 

Para mí el fútbol es como una película de Antena 3 a las cuatro de la tarde [risas]. Es muy fácil de ver, te entretiene y además es hipnótico. Y poco más. Es muy easy viewing.