La entrevista del fin de semana

Valero Rivera: "Es el Barça quien nos hace grandes a todos nosotros"

No existe en el mundo un técnico con su historial. Ha sido santo y seña de la sección de balonmano. El creó un Dream Team prácticamente invencible que fue la envidia del mundo entero. Su ADN y su sangre son azulgranas y sus métodos de trabajo y filosofía han inspirado incluso al mismísimo Guardiola. Entre Pep y Valero hay muchas similitudes. Los dos basan el éxito en el trabajo

Toni Frieros

Reencontrarse con un viejo amigo siempre es un placer. Valero ha sido un profesional de los pies a la cabeza, un ejemplo para los que desean hacer camino.

Felicidades.

Gracias, pero, ¿ por qué?

Hombre, acaba de ser abuelo, ¿no?…

Sí, sí, es cierto, hace poco más de cuarenta días que nació Alex, el hijo de mi hija mayor Cristina.

¿Cómo se ve la vida desde esa atalaya?

Es una sensación muy hermosa, maravillosa. Yo siempre he dicho que lo mejor de la vida son los hijos. Por ellos, por su bien, darías la vida y renunciarías absolutamente a todo. Tener ahora a un nieto es tus brazos es una experiencia indescriptible.

¿Cuál es su secreto?

¿Qué secreto?

Tiene ahora 57 años…

Así es…

O bien se conserva usted en formol o algo hace. Tiene un aspecto magnífico…

¡Ja, ja, ja! Gracias… Me encuentro muy bien de salud y me cuido. Mi hobby ahora es ir al gimnasio por las tardes. Hago abdominales, estiramientos, bicicleta y algo de pesas.

¡Calidad de vida, Valero!

La verdad es que sí, no me puedo quejar.

Así que dejar el Barça de balonmano le sentó estupendamente…

Me dí cuenta un día que estábamos comiendo todos en casa al mediodía. Mi hijo me dijo: "Papá, ahora si que estás con nosotros, todos juntos". Físicamente podía estar en un lugar, pero mi cabeza siempre se encontraba pensando en el Barça, en el balonmano…

¿Por qué decidió dejarlo, irse?

Entré en el Barça con 13 años como jugador y me fuí con 50. Cogí al equipo de balonmano en una emergencia, sólo para tres meses, después para una temporada, y acabé estando veinte años.

Y eso quema mucho, claro…

Más bien diría que desgasta, te absorbe tanto que al final no sabes diferenciar tu vida privada y tu profesión. En el Barça siempre tienes que ganar, estar arriba, y eso conlleva un nivel de autoexigencia brutal.

Dejó de entrenar, sí, pero ya con Laporta como presidente, accedió a ser director de las secciones profesionales. Y se fue, perdóneme, con polémica…

A uno que hubiera venido de Japón le habrían dado, como mínimo, un tiempo prudencial hasta para equivocarse. A mí no me dieron ese tiempo. Entré en julio y en octubre, el día del cumpleaños de mi madre, me marché. Hubo gente, directivos que…

Diga, diga…

No, mire, lo pasado, pasado está. Me equivoqué yo, lo reconozco. Dije públicamente que si el Palau me silbaba, me iba a casa. Me silbó y me fuí. Dejémoslo ahí.

¿Dolido?

En absoluto. Todo lo que soy, lo que he sido, se lo debo al Barça. El FC Barcelona me lo ha dado todo y mi agradecimiento es y será eterno. Es mi casa.

Por cierto, sigue ligada a ella…

Sí, mi empresa de asesoramiento deportivo tiene un contrato de colaboración con el club.

No le bastaban los 30 años en el Barça que ha tenido que tomar las riendas de la selección nacional de balonmano…

Era una de las ilusiones que me quedaban en mi profesión. No te obliga a estar cada día al pie del cañón. Nunca había estado en unos Juegos Olímpicos y es un desempeño que puedo compaginar perfectamente con mis otras cosas.

Veinte años en la élite dan para mucho. ¿Se atreve a decirnos cuál, o cuáles, han sido los días más felices de su vida como entrenador?

Me pone usted en un aprieto.

Entre otras cosas, para eso estamos aquí...

Verá, ganar la primera Liga, la primera Copa de Europa, la primera Copa del Rey, fueron extraordinariamente especiales. Fueron el comienzo de aquello que se llamó el Dream Team del balonmano. Déjeme pensar...

Le dejo, le dejo...

Lo que más ilusión y feliz me hizo fueron las ruedas de prensa de Rafa Guijosa y Barrufet. Que en el momento de sus despedidas dijeran lo que dijeron de mí me llenó de orgullo y me emocioné.

El momento más duro... ¿Quizá la despedida?

No, no, fue emotiva, evidentemente, pero como fue una decisión madurada, asumida, la viví con naturalidad. Lo que más me dolió fue la forma en la que nos echaron del 'play off' de la Liga ante el Bidasoa. Habíamos hecho una Liga extraordinaria y en esa eliminatoria los árbitros nos perjudicaron de una forma notoria. Había gente, a título individual, a la que le molestaba que el Barça ganara siempre. Esa noche, en el hotel Londres de San Sebastián, no pude dormir de la rabia e impotencia que tenía dentro.

¿Fue especialemente difícil para usted 'manejar' lo que le cayó encima cuando se supo que Urdangarín era el novio de la Infanta Cristina?

Los primeros días, sí. Recuerdo que fuimos a correr al parque Cervantes y aquello se convirtió en una persecución entre cámaras de televisión, fotógrafos y jugadores. Tuve que marcar la línea.

¿Cómo?

Pacté con los medios, con los periodistas, con los fotógrafos. Les dejé los primeros quince minutos de los entrenamientos para que hicieran su trabajo y después se iban para que nosotros pudiéramos hacer el nuestro. ¿Y sabe qué le digo?

¿Qué?

Que funcionó. Nos respetamos todos y nunca hubo problemas.

El llamado 'efecto Urdangarín', ¿benefició o perjudicó al balonmano español?

No tengo la más mínima duda: le ayudó muchísimo, porque el balonmano entró en muchas casas donde nunca habían visto un partido. Urdangarín popularizó el balonmano y eso siempre es algo bueno.

¿Sería capaz de decirnos qué jugador o jugadores con los que ha trabajado le han marcado más?

¡Han sido tantos¡ De los extranjeros, citaría a Vujovic, Kalina, Wunderlich, Cavar, Svensson, Chepkin, Skrbic, Portner... De los de casa, por ser los impulsores del Dream Team, nombraría a Guijosa, Ortega, Masip, Sagalés, De la Puente, Urdangarín, Garralda, Oscar Grau, Serrano, Lorenzo Rico, Barrufet... Algunos de ellos llegaron al Barça siendo ya un 10 como jugadores. Otros se convirtieron en jugadores 10 en el Barça.

Eso suena bien...

No hay que olvidar nunca que es el Barça el que hace grande a todos los que trabajamos o hemos trabajado para el club.

¿Saben lo que dicen de usted?

¿Qué?

Que Pep Guardiola se parece muchísimo a usted y que ambos tienen cosas en común…

Eso es un halago, me enorgullece. ¿Y en qué nos parecemos?

En que han crecido en la casa, en su obsesión por el detalle, la disciplina, la importancia de trabajar en equipo...

Es verdad que todos los deportistas que hemos crecido en el club conocemos los valores del Barça, lo que es y lo que significa. Cuando uno llega al primer equipo, si sale de la cantera, ya no hace falta explicárselo. Y Pep tiene la suerte de contar con Valdés, Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi, Bojan, Pedro, Busquets...

¿Cuándo conoció a Guardiola?

Era infantil. Tendría doce o trece años cuando Paco Seirul.lo se lo llevaba a trabajar al gimnasio. Nosotros coincidíamos con él. Lo veía un chaval muy vivo, muy despierto, tremendamente educado y respetuoso.

¿Es cierto que Pep le ha llegado a pedir consejos?

Antes de tomar las riendas del Barça Atlètic vino a verme y hablamos, como hizo con muchos entrenadores y de diferentes ligas. Recuedo que se fue a Argentina. Quería formarse, informarse...

¿Le ha sorprendido su éxito?

En absoluto. Pep nunca tuvo un físico privilegiado como otros futbolistas, así que tuvo que acostumbrarse a pensar. Mucho y rápido. Se ha acostumbrado tanto a pensar que ha adquirido una visión muy panorámica de su profesión.

Para él, como para usted, hay cosas que son irrenunciables...

Primero, el compromiso. Después, la ilusión de estar en el Barça. Y luego viene la disciplina, el espíritu de equipo, el espíritu de sacrificio. Han de entender que en el Barça la palabra relajación no existe.

¿Un entrenador es un gestor de egos?

Sí. Todos los deportistas, en mayor o menor medida, son egoistas y piensan en ellos. Es lógico. La clave está en hacerles ver que si no trabajan en equipo es imposible que nadie triunfe individualmente.

¿Le sorprendió que Pep prescindiera de Eto'o?

En absoluto. Eto'o hizo una cosa en Vilafranca que jamás debió permitirse: la exposición pública de una actitud egoista.

¿Usted ha dejado fuera a jugadores muy buenos por falta de compromiso o disciplina?

Por supuesto. Siempre les he dado una segunda oportunidad. Incluso he llegado a hablar con padres, madres y novias. Les he pedido que me ayudaran a guiarles. Por eso, cuando he leído que Pep se ha ido a cenar o a comer con un jugador, lo aplaudo. Al final, dentro del vestuario, el único que manda es Guardiola. Así debe ser.

Pero trabaja en equipo...

Si quieres tener controlado hasta el más mínimo detalle no hay más opción que esa. Mientras más y mejor metodología de trabajo, más soluciones encuentras para solventar los problemas. El Barça se ha profesionalizado tanto que en cada departamento, en cada parcela, han de estar los mejores.

Usted nunca concentraba a sus jugadores. Pep tampoco lo hace...

Es de sentido común. Si juegas miércoles y domingo, le sumas los viajes, ¿cómo vas a tener a los jugadores un día antes encerrados? Eso agota y descentra más que los beneficios que aporta que el jugador esté en su casa, con su familia, relajado y feliz. Y motivado, porque sabe que al día siguiente tiene que jugar.

Ronaldinho fue santo y seña de un Barça histórico. Y cayó con tanta velocidad como subió...

Es un caso que resume todo lo que antes hemos hablado. Si te relajas, el que viene detrás te pasa como un Fórmula 1. Y otra cosa muy importante. Tú juegas como entrenas. Si no trabajas y no rindes en los entrenamientos, el domingo, en el partido, es imposible que lo hagas bien más allá de la calidad individual que puedan tener. Aplaudo en Pep, y en todos los que se apoyan, la decisión de prescindir de jugadores incluso sabiendo que podría tomar una decisión antipopular.

Vienen elecciones...

No me pronunciaré.

Usted quiso mucho a Núñez...

Fue como un padre para mí. Siempre se portó muy bien conmigo y mi agradecimiento será eterno.

También hace migas con Laporta...

Me ayudó mucho y sólo tengo palabras de agradecimientos para él, como para todas las personas con las que he trabajado en el Barça.

Que ha sido su casa, su vida...