Orgulloso de haber jugado en el Barça

Barrufet: "Lo que el Barcelona me ha dado no me lo hubiese dado otro club"

El meta internacional y capitán del Barcelona Borges, David Barrufet, jugó ayer su último encuentro defendiendo los colores azulgranas, quizás el más especial y también uno de los más tristes de su larga carrera deportiva ya que no pudo hacerlo con una victoria

EFE

Antetodo se siente orgulloso de haber jugado en el Barça: "Ha sido una gran satisfacción y ahora aún más, porque en estos momentos me doy cuenta de que el cariño que la gente me ha demostrado no se paga con nada. Las sensaciones personales y colectivas que me ha dado el Barça no me lo hubiera dado otro club, seguro".

Se cierra así una etapa de 7.830 días desde su debut como meta del primer equipo del Barcelona, el 22 de diciembre de 1988, hasta su retirada. Han sido 21 años, cinco meses y 9 días defendiendo sólo unos colores a los que ahora se dedicará en su profesión de abogado en los servicios jurídicos del club.

La abogacía es su otra gran pasión. "Quizás si no hubiese jugado a balonmano ya hace años que ejercería. Ya en el colegio le decía a los profesores que quería ser abogado. Me gustaba leer los libros de derecho y lo tenía claro. Quería acabar esa carrera y aunque tardé casi diez años en lograrlo, lo hice con constancia, estudiando en los viajes, en los descansos. Tenía claro que mi vida no se acababa con el balonmano y estaba dispuesto a conseguirlo", recuerda.

En el momento de los recuerdos no olvida a su gran mentor, Valero Rivera, el hombre que le llevó al Barcelona y que le encumbró en toda su carrera.

"Estaba en el colegio y no quise ir a las pruebas que hacia el Barcelona. Valero era profesor de educación física en el colegio, había sido entrenador de mi hermano y también lo era mío, me dijo que me quería en el Barça", ha recordado.

"Si no hubiese sido por él quizás no hubiese ido nunca al Barcelona, Aunque yo tenía 14 años le dije que iría, pero sin ninguna prueba previa. Eso era porque mi hermano tenía que jugar en el Barcelona y, al final, no le quisieron y lo pasó muy mal. Hacia poco que Valero había entrado como entrenador del primer equipo del Barcelona y me dijo que me conocía lo suficiente para que no tuviese que pasar prueba alguna y acepté", añade.

El Duque de Palma, Iñaki Urdangarin, es uno de sus mejores amigos y también uno de sus grandes compañeros en su época del Barcelona. Quizás por ello no le sorprendió su retirada prematura, con sólo 32 años, pero no la ha olvidado nunca.

Barrufet desvela: "era algo que yo sabía que iba a suceder porque si nosotros teníamos presión, la suya era el triple. Era el momento de las Olimpiadas de Sydney, donde ganamos la medalla de bronce y él marcó el último gol. Ya habíamos ganado la sexta Copa de Europa con el Barça y esa es la mejor retirada que uno puede tener".

"Cogió el momento perfecto y aún estando en gran forma -opina- no se podía permitir aguantar uno o dos años más no estando a su máximo nivel debido a los compromisos que requerían su nueva situación personal".

Barrufet recuerda que el equipo le arropó aunque no hacía falta porque "Iñaki siempre lo llevó muy bien", sin embargo se lamenta de que "el balonmano español no aprovechase todo lo que él representó".

Sus ojos adquieren un brillo especial cuando se habla de sus hijos, Noa e Ian. "Haberlos tenido es lo más grande que me ha pasado en la vida. También le doy las gracias a mi mujer, Marí Carmen por todo el cariño y el apoyo que me ha dado y por haber soportado con entereza lo duro que representa ser la esposa de un deportista profesional".

La muerte de su hermano Jaume, con quien estaba estrechamente unido, en un accidente de tráfico en agosto de 1998, fue el peor momento de su vida a nivel personal y siempre le ha dedicado todos los títulos logrados porque "sin él no hubiese aprendido a amar el balonmano", reconoce un emocionado Barrufet.

Cuando fue elegido Mejor Portero del mundo en 2000 y 2001 le llegó el reconocimiento individual. "Fue algo brutal, porque me sentí muy recompensado por mi trabajo", aunque sentencia: "nunca me he visto como el mejor portero del mundo".