Pedro Martínez de la Rosa, el hermano de Fernando Alonso

El piloto catalán ha convivido con Fernando Alonso desde principios de la década del 2000.

Pedro Martínez de la Rosa, el hermano de Fernando Alonso

Pedro Martínez de la Rosa, el hermano de Fernando Alonso / SPORT

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Si hay un hombre que puede escribir un libro sobre el mediático Fernando Alonso ese es Pedro Martínez de la Rosa. El actual embajador de Aston Martin conoce a las mil maravillas los entresijos de la carrera del mejor piloto español de la historia del automovilismo, pero hoy no vamos a hablar mucho sobre el asturiano y sí sobre un Pedro que tiene una increíble historia dentro de la Fórmula 1.

De la Rosa se inició en el 'Gran Circo' en 1999, siendo el segundo piloto español tras Alfonso de Portago en puntuar en una carrera de Fórmula 1. Lo hizo en su debut con el equipo Arrows en un muy meritorio sexto puesto en el Gran Premio de Australia. Hay que recordar que antes solamente puntuaban los seis primeros pilotos de las carreras.

El catalán tuvo una actuación más que digna ganando a su compañero Toranosuke Takagi en el Mundial, aunque ese punto fue el único que consiguió en una temporada donde España vivió un boom automovilístico con el debut de Marc Gené. El piloto de Minardi también consiguió un sexto puesto y un punto en el Gran Premio de Europa disputado en Nürburgring.

Volviendo a De la Rosa; hay que decir que su contribución fue mejorando con los años, aunque no a pasos agigantados. En la escudería Arrows compitió una temporada más y consiguió otros dos sextos puestos en su palmarés del año 2000. Esos resultados le valieron para fichar por el ambicioso proyecto de Jaguar en 2001.

En el equipo que es el antecesor del actual Aston Martin, cosechó un quinto y un sexto puesto en su temporada de debut. Eddie Irvine, su compañero, pisó el podio esa misma temporada y en la siguiente, dejando a Pedro sin sitio en un equipo titular en la Fórmula 1 para la temporada 2003.

El mejor momento de Pedro Martínez de la Rosa

Fue entonces cuando Pedro encontró la vocación que más tiempo le ha mantenido dentro de la Fórmula 1: ser probador de coches. McLaren le dio ese puesto desde la temporada 2003 al final de 2009 -con una breve etapa en la que pudo competir como piloto-. En 2005 logró la vuelta rápida en el Gran Premio de Bahréin, honor que todavía conserva como oro en paño, mientras que en 2006 consiguió subir por primera y única vez a un podio de Fórmula 1 en el Gran Premio de Hungría.

De la Rosa sustituyó en esa parte final de la temporada a un Juan Pablo Montoya que dejó a la escudería británica tirada para irse a la Indy500 y no regresar nunca más. Ron Dennis, con la ayuda de Pedro, consiguió convencer a Fernando Alonso para que fichase por McLaren en 2007 en el primer encuentro codo con codo con el asturiano como compañero de equipo.

Esa asociación duró apenas un año, pero se volvería a repetir con el paso del tiempo. De la Rosa volvería a ser piloto titular de una escudería con BMW Sauber en 2010, cosechando como mejor resultado un séptimo puesto y volviendo al banquillo como probador de la escudería y al mismo tiempo de los neumáticos Pirelli.

De la mano de Alonso

Esa experiencia convertiría a Pedro en una pieza muy codiciada como probador en los años venideros, pero antes hubo un último baile que no salió como esperaba. En 2012, compitió toda la temporada como piloto del Hispania Racing Team, pero no consiguió puntuar en ninguna carrera y tuvo como mejor resultado un decimoséptimo. Curiosamente lo hizo a la edad de 41 años, récord que este año le ha arrebatado su amigo Fernando Alonso.

En 2013, se reencontraría con el asturiano como piloto de pruebas de Ferrari durante dos temporadas, hasta que él y Fernando decidieron abandonar al mismo tiempo la escudería italiana ante su falta de competitividad en la era híbrida. Tras esto, De la Rosa ha estado asesorando a diversos equipos de Fórmula 1 hasta que este invierno recibió otra llamada de Fernando para convertirse en embajador de Aston Martin.

Sin duda, su carrera y la del bicampeón van de la mano y no se entienden una sin la otra.