Mayoría de edad

Neymar celebra uno de sus dos goles en el Barça-PSG de la Champions 2016/17 disputada en el Camp Nou

Neymar celebra uno de sus dos goles en el Barça-PSG de la Champions 2016/17 disputada en el Camp Nou / JOAN MONFORT

Carme Barceló

Carme Barceló

Quien esto firma trajo al mundo un hijo, tal día como hoy, hace 18 años. Desde hace una semana, coincidiendo con la increíble remontada del Barça, me hago decenas de preguntas y reflexiones en clave de pasado, presente y futuro. Me vais a permitir este momento umbilical tras estos siete días emocionantes, trascendentes e inolvidables. La mayoría de edad no la otorga un documento sino el sentido común y la madurez intelectual y emocional del sujeto en cuestión. Eso y como afronta y digiere uno los momentos buenos y malos que le pone por delante la vida. Tras los hechos acaecidos en los últimos días, una tiene muy claro que la envidia y la rabia son de digestión pesada. Si el sistema digestivo que la lleva a cabo se enquista en un mundo otrora exitoso en blanco y negro y con los vientos a favor también en color, a la que un elemento fresco y de ADN ecológico entra en el proceso lo corta por lo sano. Y lo que es peor: da vueltas sobre sí mismo, se repite y es de difícil eliminación. 

La madurez templa la rabia. La inmadurez la multiplica. La envidia va en los genes. No hay mayoría de edad para los que, presa de la rabieta infantil ante la épica ajena, patalean dando empujones al mérito y poniéndole trabas al éxito del prójimo. Cómo duele aún, siete días después, la remontada del Barça ante el PSG. No hay día que no se mencione al árbitro del partido. Llegó el fin de semana, con él la Liga y un Keylor Navas al que se le perdona una expulsión. El árbitro Mateu Lahoz vuelve al trabajo esta jornada como si nada hubiera sucedido. Silencio en Madrid mientras en Sevilla, el Betis clama porque se siente perjudicado. Ese mismo Betis que vio semanas antes en su campo como al Barça no le concedían un gol legal que entró medio metro en la portería. El escándalo dio la vuelta al mundo pero en la capital pasaron rápido esa página. Eso sí, les tocaron el juguetito de la épica con la remontada culé y el berrinche también fue histórico, propio del crío al que angustia no tener lo que otro posee. Hacerse mayor supone, entre otras cosas, aprender de lo que supone que te pasen por delante.