El Barça dilapida su última opción

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Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

UN MILAGRO

Es lo que le queda al Barça. La derrota en Zalgiris rompe cualquier esperanza lógica de clasificación. Ahora quedan nueve partidos por disputar, cinco en el Palau, y nadie apuesta ya por la capacidad de recuperación de los blaugrana. La serie de ocho derrotas seguidas fuera de casa es insoportable. No se puede aspirar a nada importante con este bagaje tan negativo. Pensar que ahora, como por arte de magia, el equipo se transformará radicalmente es ser demasiado ingenuo. Es cierto que en Kaunas los de Bartzokas mejoraron sus prestaciones, pero la losa de su dinámica negativa engulló cualquier atisbo de victoria.  La sensación de que el rival siempre tendrá, al final, más argumentos se ha instalado en la mente de todos. Tanto del equipo como de los aficionados. Parece que la derrota sea inevitable. Y en este escenario está situado el Barça en la Euroliga. Todo un problema.

EL INMEDIATO FUTURO

Pese a las continuas decepciones europeas, no todo se acaba en la Euroliga. A la espera de lo que el equipo haga ante el Galatasaray la próxima semana, en el horizonte ya se atisba la Copa del Rey. La pregunta a plantear es si este Barça será capaz de aislarse de lo que sucede en Europa, y ser competitivo en el resto de torneos. Sin duda es lo que se debe exigir al equipo. Pero me temo que no será fácil. La moral colectiva está por los suelos, y esperar una reacción  heroica del grupo no se acaba de ver. La plaga de lesiones tampoco ayuda a mejorar las expectativas. No obstante, el Barça debe aferrarse a algo. La imagen del equipo en caída libre no es aceptable, y creo que en ningún caso se producirá. Parece que un nuevo base ya está al caer, y el orgullo de los jugadores también tendrá mucho que decir. Los seguidores necesitan alguna alegría.