Una selección desnaturalizada

La selección española se juega esta tarde su clasificación para los cuartos de final de la Eurocopa en un ambiente extrañamente enrarecido. Tras el fracaso del Mundial de Brasil, el combinado de Vicente del Bosque tenía como objetivo demostrar en Francia que su ciclo todavía no ha terminado. De momento, las sensaciones tras la fase de grupos no son especialmente buenas. Tres partidos y tres resultados muy diferentes. <strong>Victoria milagrosa</strong> en el debut ante la República Checa (con gol agónico de Piqué), triunfo cómodo con buen fútbol frente a la Turquía de Arda Turan y derrota decepcionante con Croacia. Italia, en los octavos de final, marcará la primera frontera entre el éxito y el fracaso. Lo mínimo exigible a una selección que presume de ser campeona del mundo y bicampeona de Europa es estar entre los ocho mejores de la competición. Pero esta España desnaturalizada no lo va a tener nada fácil ante los ‘azzurri’.

Y digo desnaturalizada porque esta selección cada vez se parece menos a la que asombró al planeta futbolístico con sus tres títulos consecutivos. No es (solo) culpa de Del Bosque. Es culpa, básicamente, del paso de los años y la lógica decadencia de unos jugadores que ya no son lo que eran. Algunos (como Xavi o Villa) ya ni siquiera están en el combinado estatal. Otros (como Pedro) tienen un papel meramente testimonial. Y alguno (como Casillas) está por estar. Por haber sido quien fue. Pero los méritos del pasado no son jamás garantía de éxito en el presente. Y esta selección, que cada vez se parece menos al Barça de Guardiola y más al Barça de Luis Enrique, no ha hecho la transición imprescindible en todo equipo campeón. Lo pagó muy caro en el último Mundial. Veremos esta tarde cómo le va en la Eurocopa...