Con Messi enchufado, se puede aspirar a todo

UN BUEN RESULTADO. El gol de Messi vale su peso en oro. La victoria mínima es un buen resultado de cara a la vuelta en el Calderón. El Barça volvió a ser superior aunque esta vez Simeone corrigió los errores que su equipo cometió en el partido de Liga. El Atlético ha dejado de ser el coco de la pasada temporada, los barcelonistas le han tomado la medida y merecieron la victoria por dominio, juego y ocasiones. Ter Stegen no tuvo que parar ningún balón comprometido o, lo que es lo mismo, los rojiblancos fueron nulos en ataque. Lástima que Luis Suárez fallara una clara ocasión y que el buen juego de Messi no sirviera para dejar la eliminatoria resuelta. Una vez más, Leo brilló con luz propia. Con una fuerza desbordante, con una velocidad endiablada y con un regate que puso en evidencia a sus marcadores dejó claro que quiere y puede. Su papel de líder cada vez está más claro. Luis Enrique se limita a poner el piloto automático, es decir, repite alineación. Leo es el director de orquesta que mueve el equipo. Es como si hubiera un pacto, no escrito pero respetado. El entrenador pone a los mejores y el equipo ya sabe lo que tiene que hacer. El único que todavía no se sabe el papel es el goleador uruguayo que muestra una ansiedad y precipitación que le aleja del gol deseado. El tridente anoche fue menos tridente ya que el rival dedicó el cien por cien de su trabajo a la destrucción.

EL ATLÉTICO ES MENOS ATLÉTICO. El Barça tiene de cara el pase a la semifinal. Quedan noventa minutos donde el Atlético tiene que jugar de otra manera si no quiere caer eliminado. Han perdido potencial. Koke no es el que era. Mandzukic está lejos de la eficacia de Diego Costa. Siqueira es inferior a Felipe Luis. Arda Turan tiene mucha clase pero juega como un veterano. Les falta chispa y fuerza. Les quema el balón. Parece difícil que el campeón de Liga pueda repetir los éxitos de la pasada campaña. Por mucho que los motive Simeone, les cuesta salir con el balón controlado, crear ocasiones de gol. La presión del Barça acabó ahogándoles. De todos modos, no hay que ir a Madrid a defender la ventaja mínima. Todo lo contrario, el tridente con espacios puede marcar diferencias y sentenciar. Anoche, si hubiese sido un combate de boxeo, el Barça hubiese ganado claramente a los puntos. Pero en una noche fría y a un horario intempestivo, se tuvo que conformar con un 1-0 que tuvo que llegar de penalti. De todos modos, con Messi enchufado, se puede aspirar a todo.