El Balón de Oro y 'The Best',una competencia nefasta

Gianni Infantino, presidente de la FIFA

Gianni Infantino, presidente de la FIFA / sport

Josep Mª Casanovas

La llegada de Infantino a la presidencia de la FIFA está provocando un verdadero terremoto en el máximo organismo futbolístico. Todo lo quiere cambiar, nada va a ser como antes. Tiene prisa por borrar las huellas sospechosas de sus antecesores. Quiere recuperar la imagen de una institución severamente desprestigiada por la corrupción y, sobre todo, romper los contratos amañados por Blatter. En esta línea de independencia, Infantino pretende también desvincularse de todo lo que le pueda relacionar con su antiguo jefe en la UEFA, el también corrupto Platini.

El primer golpe de efecto en este sentido ha sido romper el acuerdo que la FIFA tenía con ‘France Football’ y desmarcarse del Balón de Oro creando su propio premio, ‘The Best’. Es el final de un acuerdo que ha durado seis años, desde que Blatter en el 2010 pagó 16 millones de euros a la revista francesa por los derechos del Balón de Oro. Aquel contrato se ha roto de forma unilateral y volvemos a tener dos premios para elegir al mejor jugador del mundo. Una rivalidad en la que las dos partes pueden salir perdiendo. No en vano, se puede producir la paradoja de que los dos premios no tengan el mismo ganador.

En diciembre, la revista ‘France Football’ dará a conocer el ganador del Balón de Oro que saldrá de una elección mundial entre periodistas. En enero, en una gala que la FIFA organizará en Zúrich, se desvelará el nombre del ‘The Best’, que saldrá de una votación entre capitanes y seleccionadores y de la participación de los aficionados por Internet. La polémica está asegurada. A la vista de la rivalidad que hay entre Messi y Ronaldo para ser el Nº 1, puede acabar sucediendo que cada uno gane un premio, lo que generaría controversia y restaría credibilidad a las elecciones. A veces la competencia es un mal negocio.

Sampaoli, el último acierto de Monchi

El Sevilla está creando un modelo de negocio en el fútbol español sin precedentes. Ganan títulos y tienen superávit económico. Todo un milagro. Han creado su propia fórmula y les funciona de maravilla. Es el club que mejor sabe comprar y vender. Un mérito extraordinario después de tantos años que tiene nombre propio: Monchi. Fue un portero del montón y es un extraordinario director deportivo. Acierta con los jugadores y entrenadores en un tanto por ciento más elevado que nadie. Una joya tan valiosa que me temo que el próximo verano cambie de aires. Ofertas millonarias no le faltan. Es un milagro que cada temporada renueva la mitad de su equipo y así y todo sean capaces de conquistar tres Europa League consecutivas.

Los andaluces esta temporada están que se salen. En lo alto de la Liga y con un pie en los octavos de la Champions. Todo esto con un entrenador que se estrena en Europa y que ha hecho olvidar al mismísimo Unai Emery. Monchi eligió a Jorge Sampaoli para el banquillo del Sánchez Pizjuán y los resultados no pueden ser más positivos. Un entrenador de la escuela de Bielsa y que se siente cercano al método Guardiola. El Sevilla de Sampaoli es como un caballo desbocado, que muerde la hierba y tiene una fe inquebrantable. Este es el rival que espera esta noche al Barça, un equipo que viene de golear en Champions y juega con una alegría impresionante.