Esto es lo que hay

...Y Gerard Piqué, preocupado

Piqué, en sus oficinas

Piqué, en sus oficinas / sport

Joan Mª Batlle

Piqué vio al Madrid ganar la Champions junto a Casillas en la concentración de la selección española, donde dentro de nada va a compartir días y objetivo con Sergio Ramos, Isco y, tal vez, Lucas Vázquez. Con Ramos, además, formará tándem en el eje de la defensa de La Roja, un tándem, por cierto, que sin llevarse muy bien en el plano personal, ha ganado una Eurocopa y un Mundial, aunque en Sudáfrica su pareja era Puyol y el madridista ocupaba el puesto de lateral derecho. Digo eso, porque mientras en el Bernabéu le llamaban cabrón a grito pelado y Arbeloa le dejaba un recadito, Gerard estaba donde le apatecía estar, que ahora es preparándose con La Roja para ganar otro título. Que nadie dude de que si Gerard no se sintiera comprometido o le mortificara estar con los del Madrid, lo habría dejado sin ningún problema. Personalidad le sobra por mucho que le odien los que no entienden sus sentimientos barcelonistas y catalanistas.

Culé y sincero. En cualquier caso, que le piten  o le abucheen e insulten en Madrid, nunca le ha preocupado. Piqué es mucho más que un simple futbolista, es Piqué y sus circunstancias y esas circunstancias las ha elegido él. Allá donde la mayoría prefiere ser políticamente correcto en sus declaraciones y actitudes, Gerard es decididamente sincero. Ante todo es del Barça, culé a morir, y si de joven celebraba con los amigos los títulos propios y las derrotas madridistas, pues entiende que actuar ahora de forma distinta sería un acto de hipocresía. Cada uno es como es y a Piqué le han parido así, culé y sincero/rebelde, en tanto en cuanto ir en contra dirección por la vida tiene un punto de rebeldía muy asociado, también, a la valentía. Así que ya pueden gritar en Madrid, que el único efecto que tiene sobre él es reafirmarle en su convicción culé y, si acaso, motivarle para seguir alargando el ciclo triunfal del Barça. Y si en julio la selección gana la Eurocopa, estará en Madrid celebrándola por todo lo alto porque también lo sentirá así. Y los que no lo entiendan, pues que sigan pitando.