ESTO ES LO QUE HAY

Dedicado a Guardiola

Josep Guardiola, en un momento del partido entre el Bayern y el Oporto de la Champions 2014-15

Josep Guardiola, en un momento del partido entre el Bayern y el Oporto de la Champions 2014-15 / sport

JOAN Mª BATLLE

Cada día, cada partido, una mejor impresión. El Barça llega a la fase final de la temporada haciendo el más difícil todavía, mandando por físico, con todos los jugadores al cien por cien de sus condiciones, y recuperando la esencia del estilo con el ha ganado todo lo que se podía ganar. El mismo día que Guardiola se daba un festín a costa del Oporto, jugando al fútbol, como le gusta presumir, el Barça de Luis Enrique no quiso ser menos y dio una exhibición de tiqui-taca combinada con el alto ritmo de juego de esta temporada. La primera parte fue espléndida, de las que deberían dejar satisfechos a los nostálgicos del guardiolismo. Un Barça que recuperó la presión sobre la salida del rival (¡importantísimo!), los rondos en espacios cortos y, por ende, la posesión y el control. El PSG no salía de la mitad de su campo y bajo la batuta de Iniesta (¡importantísimo, también!) bordó el fútbol y empequeñeció al millonario adversario. Y luego, en la segunda parte, vimos a un Barça inteligente, que supo dominar y dosificarse, pues el sábado se juega más de media Liga contra el Espanyol.

Pasar a semifinales con esa superioridad y confianza no tiene precio. Lo de ayer debe servir para olvidarse de una vez por todas del absurdo debate del “sí pero no”, del “ganamos pero podríamos jugar mejor”, del “esto no es lo que era”... ¡basta! El equipo demostró que está por encima de chuminadas, que puede y sabe jugar a lo que necesita en cada momento. Que el talento está ahí, intacto, para llevar el control del partido o para rematar al rival al contrataque; para hacer valer la contundencia defensiva y la pegada ofensiva. Ante esa amplia gama de recursos, solo cabe aplaudir y apoyar. Ayer fue un triunfo a lo Guardiola, dedicado a Pep en parte como homenaje al estilo que recuperó de Cruyff y en parte a pararle los pies ante un posible cruce en semifinales o en la final con el Bayern. La exclusiva del buen fútbol no la tiene uno solo, la tienen los buenos jugadores. Y como los del Barça son muy buenos, buenísimos, fantásticos, pues a estar orgullosos de ellos. Y si además, ahora, también pueden jugar más práctico, más vertical y más rápido, pues a muerte con ellos.