Iban Mayo, un grano para la UCI

Las irregularidades en todo el proceso y la tenacidad de la UCI han provocado un delicado conflicto

Iban Mayo tiene el convencimiento de que la Unión Ciclista Internacional va a por él. El jueves recibió una notificación advirtiéndole que el tercer análisis antidopaje de las muestras que le tomaron en el pasado Tour lo efectuarán entre el 4 y el 6 de diciembre en el laboratorio francés de Chatenay Malabry.

Esperan que comunique el nombre de los representantes que asistirán al proceso en breve. De acuerdo con su abogado, José Rodríguez, ya ha decidido que no irá nadie. Consideran la situación ilegal, ajena al reglamento antidopaje. La Unión Ciclista Internacional persiste en su idea de demostrar que Mayo recurrió a la EPO durante la ronda francesa mientras que la Federación Española hace ya semanas que ha cerrado el expediente del corredor tras constatar que el resultado del contranálisis realizado en el Laboratorio de Gante y corroborado por el de Sydney no pudo confirmar la existencia de EPO en su orina. El caso de Mayo puede terminar en el Tribunal de Arbitraje Deportivo, en Lausana, lo que pondría en evidencia a la UCI.

No hay suficiente orina

El corredor tiene en sus manos un informe del laboratorio de Chatenay Malabry explicando a la UCI que después de realizar todo el protocolo que exige un análisis de testosterona no disponen de suficiente orina en la muestra A para llevar a cabo otro de EPO y que ello podía tener una influencia directa en el resultado.

A pesar de esta advertencia, Anne Gripper, responsable de la Comisión Antidopaje de la UCI, respondió el mismo domingo que concluía el Tour en París que siguieran adelante con la orina residual. Dos días después el laboratorio halló rastros del producto prohibido, por lo que el corredor fue apartado del equipo y de toda competición oficial. Desde julio, el ciclista vizcaíno convive con la incertidumbre, sin saber si la próxima temporada tendrá sitio en el pelotón profesional o bien le retirarán la licencia por dos años.

Mayo pidió el contranálisis. Y pasaron días, semanas. Comenzó a sospechar. La UCI remitió la muestra B de orina a Gante y el resultado fue un 'no concluyente'. El laboratorio de Sydney examinó todo el procedimiento de sus colegas belgas como exige el protocolo y llegó a la misma conclusión. En buena lógica, ahí debía terminar todo, pero la UCI mantiene que el contranálisis no había acabado y anunció que repetiría la analítica en Chatenay Malabry.

Análisis sin garantías

José Rodríguez, el abogado del ciclista, difiere y muestra el acta firmada que extendieron Gante y Sydney dando por finalizado el proceso. Se sube por las paredes ante esta situación: "No existe ningún reglamento que permita a la UCI realizar un tercer control.

¿Cómo lo harán? ¿A partir de un frasco abierto y con un contenido ya manipulado? ¿Qué garantías tendrá?". Advierte que el resultado del mismo, sea cual sea, no puede ser válido "puesto que está fuera del marco reglamentado".

Si la UCI considera positivo al corredor deberá pedir a la Federación Española la apertura del expediente que cerró en su día y estos ya han hecho saber que sólo una sentencia del TAS les obligaría a deshacer el camino: "Para nosotros está muy claro. El segundo análisis no pudo confirmar la existencia del positivo y aquí se acaba todo", explica Eugenio Bermúdez, secretario general de la FEC, "a menos que la UCI también insista en ir al TAS".

En determinados sectores temen que la UCI quiera desacreditar al corredor para impedirle fichar por otros equipos de la máxima categoría en el futuro. Sobre este aspecto, Rodríguez afirma que Mayo ahora ya podría presentar una demanda por daños y perjuicios y "tendría muchas posibilidades de ganarla".

Palabra de McQuaid

Josean Fernández 'Matxin', el que fuera director deportivo del vizcaíno en Saunier Duval, explicaba a este periódico que "un defecto de forma no le sirve puesto que no podría correr en un montón de pruebas. Iban quiere el negativo del control antidopaje como conclusión. Y desde luego, Saunier no le pondrá ningún impedimento para que vuelva a correr con nosotros si se demuestra que tiene razón".

Mientras, Mayo a continuado entrenando con la moral por los suelos, mientras que otros corredores siguen de cerca su caso. Ni el vizcaíno ni el resto de ciclistas que sienten vulnerados sus derechos pueden olvidarse de una frase tan lapidaria como prepotente que pronunció Pat McQuaid, el presidente de la UCI, y que ha acabado martirizándole: "La honorabilidad de la UCI está por encima de toda legalidad".

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