LA COLUMNA

Aunque sea por una vez

Christian García

Si sigue, porque sigue. Si se va, porque se va. Cuando pidió tiempo, criticaron que tuviera tantas dudas. Ahora que está a punto de anunciar su decisión, dudan que vaya a tomar la más acertada. Si dice que está cansado, dirán que estaba harto. Si dice que sigue ilusionado por continuar, dirán que miente. Cuando toma decisiones pensando exclusivamente en el Barça, creen que lo hace pensando en sí mismo. Ahora que volverá a dejar de lado sus intereses personales, no tardarán en anunciar que el problema se lo ha trasladado al equipo. Si lo deja todo, interpretarán que los deja tirados. Si no lo deja, dejaran que sea el tiempo quien le ponga de nuevo a prueba.

Cuando habla claro, dicen que se escucha demasiado. Cuando calla, dicen que no habla porque esconde más de la cuenta. Si ganó uno, dos o trece títulos, dicen que es mérito de los jugadores. Si pierde, la culpa es siempre suya. Cuando le dice a Rosell lo que piensa de esto, de lo otro y de lo de más allá, le reprochan que mande más que el propio presidente. Cuando se refiere al presidente, interpretan que lo hace en nombre de Laporta. Si mantiene al margen a Zubi de cualquier decisión, se entiende como un menosprecio. Ahora que Zubi ejerce de director técnico, se entiende que el técnico decide su futuro pasando del director. Si Guardiola dice A, siempre se entiende B. Si Guardiola dice B, nunca se entiende ni “mu”¿ Desde que el barcelonismo tuvo conocimiento de la existencia de un delgaducho mediocentro llamado Guardiola hubo división de opiniones, interpretaciones diversas y muy pocas ganas de reconocerle los méritos, que fueron muchos. Cuando llegó como entrenador nada cambió hasta que los resultados le avalaron. Ahora todo sigue igual. Cada uno a lo suyo y él en el centro del debate. Por eso valdría la pena estar preparados para el inminente anuncio y aplaudir de forma unánime, aunque sea por una vez, su decisión.