El título de la Champions, último reto de Guardiola en Múnich

Doble campeón de la Bundesliga, y en puertas de ganar su tercer título del campeonato alemán, Pep Guardiola pondrá fin en junio a tres temporadas como entrenador del Bayern.

“Para mejorar necesito nuevos enemigos, nuevos críticos, nuevos desafíos”, ha declarado el técnico catalán para justificar su marcha al Manchester City, equipo que dirigirá durante los tres próximos cursos.

Más allá de dotar al Bayern de un estilo propio, basado en la posesión del balón y una apuesta descarada por el juego de ataque, con el que encumbró al FC Barcelona de Messi e Iniesta a lo más alto, Guardiola sabe que su fútbol de autor nunca será lo suficientemente reconocido si no logra culminar su obra en Múnich.

La Champions es sin lugar a dudas la asignatura pendiente del técnico catalán, que en las dos temporadas que lleva al frente de la plantilla del campeón germano ha visto cómo el Real Madrid y el FC Barcelona le cerraban las puertas a la final de forma brusca.

Un humillante 0-4 en Múnich contra los blancos y un contundente 3-0 en el Camp Nou contra el Barça la última temporada, en un partido marcado por el regate de Messi a Boateng y el enfrentamiento de Müller con el entrenador al ser sustituido, obligan esta vez al Bayern a dar un paso en firme en Europa para que el legado de Guardiola sea recordado en el entorno del club de la Säbener Strasse.

Lo que nunca imaginó Guardiola cuando a finales de 2012 se comprometió para dirigir al Bayern fue que Jupp Heynckes, su antecesor en el cargo, se marcharía del club en junio de 2013 como campeón de la Bundesliga, la Copa de Alemania y la Champions. El triplete se convirtió para los críticos del catalán en un arma arrojadiza contra el técnico y a Guardiola le supuso desde el primer momento una presión desmesurable.

Si en las dos temporadas anteriores fueron el Arsenal y el Shakhtar (al que despachó en Múnich por 7-0) los adversarios del Bayern en octavos de final, esta vez al equipo bávaro le va tocar bailar con la más fea en la primera ronda de las eliminatorias.

La Juventus, finalista de la última Champions, se presenta como un rival mucho más duro que el indolente equipo de Arsène Wenger y un Shakhtar que siempre llega desinflado a la segunda parte de las competiciones europeas por el singular diseño del campeonato ucraniano. 

Tras un pésimo inicio de temporada, en el que no consiguió sobreponerse a las bajas de Pirlo, Vidal y Tevez, la Juventus ha conseguido alcanzar una velocidad de crucero que le sostiene junto al Nápoles como el gran candidato al Scudetto y que le convierte en otro de los firmes aspirantes a la Champions.

Sobre el papel, el Bayern no lo tiene nada fácil ante el campeón italiano, por lo que a Pep le espera un test de nivel. Todo ello con el añadido de la exigencia del entorno, que le ‘obliga’ a hacer algo sonado en Europa.