La entrevista

Robin Sharma: "El positivismo es la próxima revolución; el Barça juega con esa mentalidad"

Robin Sharma nació hace 46 años en Uganda pero creció en Canadá. De padre hindú y madre keniana, dejó la abogacía para enrolarse en la escritura y el coaching. Publica 'Las cartas secretas del monje que vendió su Ferrari'

Dídac Peyret

Mesa redonda. Me estrecha la mano. Regala buenos gestos. Entusiasmo y amabilidad contagiosa. Habla y escucha. Mira a los ojos. Gesticula y vocaliza. Ameniza su discurso con ejemplos, numeraciones, fábulas y derroches de positivismo casi académico. Habla de líderes, felicidad y estilo de vida. Él cambió la suya.

¿Cómo le ha ido el día?

Fantástico. Barcelona es una de las ciudades del mundo que más me inspiran. Uno de los capítulos de mi libro 'Las cartas secretas del monje que vendió su Ferrari' ocurre en Barcelona. Es sobre un taxista que conduce del mismo modo que Picasso pintaba.

¿Picasso?

Sí. Lo escribí en el twitter el otro día: “Un trabajo es solo un trabajo si escojes que solo sea un trabajo”.

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Cualquier trabajo es una forma de expresar tu talento, afrontar tus miedos y crecer. En definitiva, una forma de cambiar el mundo.

En los tiempos que corren... ¿El positivismo es la única revolución posible?

¡Oh! (Alza la voz). ¡I love those words! Sí. Tiene que ser la próxima revolución. Esa es parte de la misión de mi vida. Ser una inspiración y decir bien alto que, mantenerse positivo, ni es naïf ni es poco práctico. Cuando ves al Barça, es esa mentalidad y confianza, lo que hace que su actuación sea la mejor.

Guardiola dice que si nos levantamos muy temprano seremos invencibles, ¿A qué hora se ha levantado usted?

(Risas). Normalmente suelo levantarme a las cinco de la mañana y trabajo mi mente durante una hora, del mismo modo que, gente como Puyol o Messi, practican cada día. De cinco a seis preparo mi cabeza, hago ejercicio. Escribo mi diario y leo cosas que me inspiran.

¿Recuerda su último sueño?

Creo que era sobre el jamón serrano (Risas). El más chocante fue hace dos semanas cuando soñé que formaba parte de U2 y era el guitarrista.

No sé si Bono estará por la labor...

Lo divertido es que luego estuve en Lisboa y un hombre me dijo: “Tus libros me han inspirado tanto que hablé con Bono para ser el fabricante de sus gafas y, ahora que lo he logrado, aquí las tienes”.

¿A usted qué le inspira?

A veces se trata solo de una frase. Otras, leo autobiografías. Me inspira la gente que ha logrado superar las adversidades. Gente que ha salido de la mediocridad para ser quien realmente quería ser.

¿Qué escribe en su diario?

Escribo gratitud. (Alza la voz, ralentiza el discurso). Me digo: “Tienes una gran vida, una mujer maravillosa, unos hijos fantásticos”... cosas así.

¿Se puede entrenar la mente?

Sí. Hablamos mucho con nosotros mismos, pero a menudo son diálogos negativos.

¿Qué hago para cambiarlo?

Repite palabras positivas. “Excelente, paz, sonreír”. Hoy me he planteado solo sonreír. Ponte pequeños retos. El otro día, por ejemplo, me plantee no decir ni una sola cosa negativa en todo el día a nadie.

¿Oiga, usted siempre fue así?

Mire. Los investigadores afirman que el 50% de tu felicidad tiene base genética y solo el 10% está determinado por las circunstancias. Solo el 10% de cómo te sientes ahora tiene que ver con la economía española o la pelea que has tenido con tu pareja.

¿Y qué me dice del 40 por ciento?

Está determinado por tus hábitos personales. Si me ves así es porque trabajo duramente. Tengo cuidado de lo que pongo en mi mente y en mi cuerpo.

Para lograrlo pegó un cambio radical en su vida...

Desde luego, pero fue un proceso gradual. Era un abogado de mucho éxito y todo el mundo me decía: “¡Uau, lo tuyo es increíble!” Pero yo no sentía ni pasión ni felicidad. Pensaba: “Cada momento que estoy sentado en este despacho me estoy perdiendo alguno de mis sueños”.

Muy radical...

Me di cuenta de que estaba cumpliendo el sueño de la gente de mi alrededor. Mi vida cambió cuando me pregunté: “¿Quién soy yo?

¿Y quién es usted?

Una vez alguien importante para mí me dijo una cosa que no olvidaré: “Corre tu propia carrera. Olvídate de lo que te diga la gente. Si se ríen es probable que estés viviendo una buena vida”.

Antes me hablaba de la importancia de la meditación...

Es lo que más me ayuda. Escribir es mi mejor terapia. En una terapia convencional tienes una conversación con alguien pero en un diario es contigo mismo y es gratis. (Risas).

¿No es más sencillo encontrar respuestas desde el diálogo?

Sí. Pero un buen coach no te dice las respuestas. El mejor terapista te ayuda a que las encuentres por ti mismo.

¿Usted teme algo?

A veces tengo miedo de no ser querido. De no gustar. Creo que es muy humano. Soy un perfeccionista. A veces temo herir o decepcionar a muchas personas.