Neymar: "¿Me aceptaríais de vuelta?"

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Neymar Jr. sorprendió a buena parte del vestuario del Barcelona, cuando hace unos días se presentó en la Ciutat Esportiva, de Sant Joan Despí. Abrazó a sus ex compañeros y, junto a su hijo Davi Lucca, departió amigablemente con los futbolistas con quien más tiene afinidad.

La sola presencia de Ney en unas instalaciones del Barça no deja de ser, como mínimo, sorprendente, por no decir surrealista. No hay que olvidar que el crack brasileño ha cargado con dureza, y de forma reiterada, contra el presidente, Josep Maria Bartomeu, y la junta directiva, que le han negado el pago diferido del bonus de renovación de su último contrato con el Barça. Una entente que el brasileño rompió unilateralmente, y de malas maneras, para abrazar los petrodólares catarís del PSG. El cheque con los 26 millones de euros, que reclaman los Neymar, aún están depositado en una notaría de la capital catalana.

Ney aparentaba ser el de siempre: risueño, charlatán, sagaz, bromista… y con su característica pizca de fanfarrón. Al recordar anécdotas de temporada atrás, destilaba la ‘saudades’ (añoranza) que acompaña a los brasileños. Y fue, entonces, cuando soltó “¿me aceptarías de vuelta?”, disfrazado de una sonrisa irónica, para esconder su verdadera intención.

El brasileño nunca mostraría abiertamente su insatisfacción, a sus ex compañeros, que pueden ser rivales en la Champions, ya que podría interpretarse como una debilidad. Y la transparencia no es precisamente una virtud en la hoguera de las vanidades que es el fútbol profesional actual.

La vuelta de Neymar a Barcelona es inviable. Por eso, el vestuario interpretó sus palabras como un síntoma que hay algo que chirría entre el brasileño y el PSG.     

Neymar Jr. no es feliz en París. Y este es un intangible imprescindible para que los supercracks brasileños, que lo apuestan todo en la creatividad del uno contra uno, puedan brillar con toda su esplendor.

El tópico asegura que cuando un astro de la canarinha se siente falto de aprecio o comprensión en su club, en realidad, lo que está reclamando, a través de eufemismos, no es otra cosa que un jugoso y generoso aumento de sueldo. Pues no.

Nasser Al-Khelaïfi, como administrador de los petrodólares catarís del PSG, convirtió en verano a Neymar Jr. en el jugador mejor pagado de toda la historia del fútbol, a pesar de nunca haber sido nombrado el mejor del planeta, ni tan siquiera de la Champions.

Y por mucho que lo invistieran líder de un proyecto faraónico, Ney no se siente plenamente arropado. La grandeza del Barcelona, que despreció tanto su padre como él, tal vez no se pueda comprar con petrodólares, ni iluminaciones a la carta de la Torre Eiffel. Y eso es lo que ha percibido el brasileño cuando ni ha cumplido tres meses en la Ligue-1. 

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