Pep llegará a su partido 200 en Praga

Con Guardiola no hay quien pueda

Pep disfrutará de su bicentenario en el banquillo culé con un partido importante para encarrilar el acceso a la siguiente ronda de la Champions

Tomàs Andreu

Era el 8 de mayo del 2008 cuando Joan Laporta hizo oficial que Pep Guardiola sería el encargado de sustituir a Frank Rijkaard. Poco después, el 17 de junio, el de Santpedor se presentaba ante los medios y desplegaba una hoja de ruta marcada por su sello inconfundible: humildad, entrega y una apuesta total y absoluta por un estilo pensado para deleitar a la afición. Camino de su cuarta temporada, nadie, absolutamente nadie, puede cuestionar que el entrenador ha cumplido con creces su cometido.

Pero siendo fiel a su propia filosofía, el mayor reto, el más importante es el que aún está por cubrir. Y mañana tocará un partido especial, el número 200 dirigiendo al Barça en un compromiso oficial. La majestuosa Praga, en partido de Champions frente al Viktoria, albergará una efemérides simbólica que solo sirve para ensalzar una trayectoria impecable.

Estar al frente del Barça en su cuarta temporada no es reto fácil. El banquillo azulgrana no es de los que más queman, pero sí pasa factura. En el caso de Pep, salvo por su más que evidente caída de cabello, no se detecta signos de agotamiento. Guardiola dirige con mano firme un proyecto que ha acompasado como nadie en la historia reciente del fútbol mundial, el espectáculo y la efectividad. Este Barça no solo ha roto con la historia de la entidad sino que ya ha dejado huella en el fútbol mundial. La admiración que despierta en los cinco continentes no es gratuita y obedece al deleite que supone disfrutar con las virtudes inagotables de un bloque que se reinventa constantemente. Llegar a estas alturas sin que nadie te haya tomado la matrícula es digno de admiración. Casi tanto como lucir algunas estadísticas aterradoras: con 199 partidos a sus espaldas, presumir de casi un 72% de victorias y arrojar un insignificante 8.5% de derrotas es una marca para aplaudir. Es historia pura.

Guardiola se ha erigido en un coleccionista de récords y pequeñas marcas que por sí solas pueden completar una ilustre enciclopedia futbolística. Su porcentaje de victorias y títulos no tiene parangón. Sus seis derrotas en el Camp Nou son una anécdota que pasa absolutamente desapercibida cuando se enumeran las series de partidos consecutivos ganados en casa y fuera, las goleadas de escándalo ¿incluyendo dos 8-0 frente al Almería y Osasuna¿, los registros abismales de puntuación en las tres ligas consecutivas ¿87 puntos, 99 puntos y 96 puntos, respectivamente¿ y otras tantas estadísticas que asustan. Técnicos recientes y con pedigrí, el caso de Rijkaard y Van Gaal, ya han visto cómo sus marcas de 22 victorias en Europa ya son dignamente enterradas por los 25 triunfos de Guardiola. Y así hasta llegar a uno de los maestros de Pep, Johan Cruyff. Ni el mejor de los registros del holandés puede sostener una comparativa con el de Santpedor. El Dream Team, auténtica cuna y fuente inspiradora del actual Pep Team, se ha visto debidamente perfeccionado y superado por un conjunto que todavía no ha tocado techo.

Cruyff abandonó la causa del banquillo culé con 430 partidos y un promedio del 58.1% de victorias. El tanto por ciento de derrotas solo se alzó hasta el 19.3. Una estadística que parecía estratosférica en su momento pero que el Pep Team ha hecho pequeña. El equipo ha recogido la herencia y la ha multiplicado con creces hasta convertir al Barça en el club de moda. Ganar, convencer y despertar admiración no es fácil. Y quien tenga dudas, que compare con el odio que despiertan otros rivales.

El actual curso acumula dos títulos pero la ilusión sigue latente y cualquier aficionado intuye que no serán los últimos. Es el mejor de los mensajes que puede enviar el equipo de Guardiola.