FC Barcelona

El Barça a flor de piel

El Museu del FC Barcelona sigue siendo el más visitado de Catalunya. El pasado mes de julio recibió más de 10.000 personas a diario. El gran éxito del primer equipo de fútbol, las reformas de mejora, y la campaña de promoción del club han contribuido a un crecimiento de un 8% 

Una aficionada del FC Barcelona fotografía el Camp Nou

Una aficionada del FC Barcelona fotografía el Camp Nou / sport

Dídac Peyret

Adentrarse en el Museu del Barça es por encima de todo una experiencia íntima. Uno se siente invadido por imágenes y sensaciones que nos descubren la relación sentimental con el club. Como ocurre con las parejas, las hay a distancia, abiertas, incondicionales y eventuales. 

La afiliación a un equipo sigue siendo un asunto tan misterioso como su poder, devastador en la derrota, medicinal en el triunfo. Ese tipo de transferencia única es el gran reclamo del Museu, un viaje sentimental por la historia del club, que cada uno vive a su manera. 

No es lo mismo sentir el Barça y haber nacido en Alemania que ser culé en Barcelona. Marca la procedencia, claro, pero también el cambio generacional, porque los jóvenes culés viven en una opulencia de éxitos desconocida para sus padres. 

El Museu se nutre de todo tipo de aficionados,  pequeños, jóvenes, mayores. Padres e hijos. La mayoría extranjeros, que han convertido el recinto en una parada habitual de la Barcelona turística. El llamado Camp Nou Experience crece cada año como un reclamo más de la ciudad y es una fuente de ingresos poderosa para el club. 

Más de 10.000 personas diarias disfrutaron de la experiencia el pasado mes de junio. Los datos son demoledores: se cierra el ejercicio 2014-15 con 26 millones de facturación y 1.628.418 visitantes, lo que supone un 8% más que el anterior ejercicio y confirma su condición de más visitado de Catalunya. 

“Entre las razones del crecimiento hay que pensar en el triplete, las reformas y el trabajo de comercialización del club con acciones como la publicidad en el bus turístico de la ciudad”, explica Roger Matas, que trabaja como guía del Museu desde hace más de 10 años.  

¿Vale la pena pagar 23 euros? Para la mayoría de visitantes preguntados por este diario no es un precio descabellado, aunque hay unanimidad en destacar que sí es exagerado pagar 20 euros por la foto con los jugadores; un foto montaje que atrae a los más pequeños y que irrita a algunos padres cuando conocen el precio. 

También lamentan no poder visitar el vestuario local (unas instalaciones que incluyen un spa y un despacho para los técnicos), pero en general valoran la experiencia como “positiva”. 

A pie de césped

Hay varios momentos que dejan ensimismados a los visitantes. Por ejemplo vivir el Camp Nou a pie de césped, porque no hay un solo visitante que no haya fantaseado en algún momento con la idea de vestir la camiseta del Barça. Pero hay más: segundos antes de llegar uno puede meterse en la piel de los futbolistas en el túnel que lleva al campo. 

Un recorrido que a menudo forma parte de la intimidad de los jugadores. Y un trayecto donde los visitantes se imaginan el caminar tenso de los jugadores y el estruendo del público. Por el camino una capilla, con una réplica de La Moreneta; una parada en la que algunos jugadores se santiguan y se encierran en si mismos antes de salir al campo. 

Cerca del césped se amontonan los visitantes en busca de una foto para el recuerdo con un sol de justicia. Hay decenas de ‘palo selfies’. Pero falta el ambiente de un partido y sus protagonistas. No hay comparación posible, aunque en la segunda planta del Museu, hay uno de los platos fuertes del recorrido. Unas gafas 3D que nos sitúan a pie de césped y en las que uno se siente como si estuviese jugando un partido con los jugadores. “Uno de los objetivos es que los visitantes puedan imaginarse como es vivir un partido en el Camp Nou”, recuerda un trabajador del recinto.

También hay espacio para la nostalgia con la proyección de imágenes del Barça reciente en una sala oscura con pantallas gigantes y música que invita a la épica. Aparece Abidal levantando la Orejuda, Tito dando instrucciones y un Messi desencajado celebrando un gol. No hay forma de mantener la compostura.