Guardiola hará limpieza en el Bayern

Pep Guardiola seguiría en el Bayern de Múnich más allá del 30 de junio de 2016 si el club accede a su intención de meter mano en el vestuario y, desde el éxito, llevar a cabo una profunda remodelación en la plantilla que podría provocar la salida de jugadores como Schweinsteiger, Dante, Benatia o Pizarro, quienes por una u otra razón, al parecer del técnico catalán, deberían abandonar el equipo. A la lista se podría sumar <strong>Lewandowski</strong>, cuya relación con el entrenador no es la mejor.

Guardiola no decidirá su continuidad hasta conocer la opinión de los directivos respecto al deseo de <strong>aumentar su cuota de poder deportivo</strong>. Tanto en lo que a la primera plantilla se refiere como a su relación con toda la estructura deportiva del club.

El entrenador catalán, que quiere una mayor relación entre el primer equipo y el segundo o los juveniles, la misma metodología de trabajo en todos los entrenamientos de la cantera y un mayor poder de decisión en los fichajes, entiende, también, que debe ser el responsable máximo en cuanto a la confección de la plantilla y en este aspecto pretende regenerar el vestuario con cambios significativos.

Pep considera que ante el futuro inmediato es trascentental cambiar a varios jugadores parta mantener la excelencia de la que ha hecho el Bayern durante los últimos años.

La dirigencia del campeón bávaro no se ha expresado todavía pero si la <strong>marcha de Schweinsteiger</strong> no se contempla descabellada por la propia decisión del interesado, provocar una revolución en un vestuario que ha dominado con puño de hierro la Bundesliga los últimos tres años (que serán cuatro) y se ha convertido en modelo para toda Europa se contempla un riesgo que algunos consideran "innecesario".

RECUERDO DEL BARÇA

Una de las razones que se esgrimieron para explicar su salida del FC Barcelona en 2012 fue la negativa de Sandro Rosell a regenerar el vestuario del primer equipo como habría deseado Guardiola, quien de acuerdo a diversas informaciones pidió la marcha de jugadores como Piqué, Cesc o Alves.

El entrenador, quien también tuvo problemas con Messi en su última temporada, entendía que para mantener la excelencia era trascendental revolucionar la plantilla pero en vista de la absoluta negativa de la directiva azulgrana decidió abandonar el banquillo del Barcelona.

Al cabo de tres años Guardiola habría trasladado a Múnich esa necesidad de cambiar un vestuario desde el éxito.