Núria Picas llegó a la Salomon Ultra Pirineu como una de las grandes favoritas, sus cinco anteriores triunfos y en especial su espectacular victoria del año pasado en su retorno a la competición (logrando el récord de la carrera: 12h12:37) avalaban a esta referente del ultratrail español.
Y es que Núria Picas, se sabía además el recorrido de 100 km al dedillo, ya que es su zona habitual de entrenamiento, su “jardín” como ella misma dice. La corredora de ultras hace ya más de 10 años que vive en Berga, a unos pocos kilómetros de Bagà, el centro neurálgico de la Salomon Ultra Pirineu.
También, sabía a la perfección a qué ritmo debía salir y qué pasos de tiempo tenía que realizar para no ‘quemarse’ y poder hacer su carrera, intentado dejar hacer a sus rivales, sin poner el foco de su carrera en ellas. Era consciente de que si cumplía con sus objetivos de ritmos y tiempos parciales, raramente se le podía escapar la victoria o como mínimo el podio.
Venía con la máxima ambición, no participó a finales de agosto en la Ultra Trail del Mont-Blanc para poder llegar lo más fresca posible -físicamente y mentalmente- a la cita de Bagà:
“La Salomon Ultra Pirineu es la carrera que me vio nacer como corredora de larga distancia. Es la carrera de mi vida. Y mientras tenga fuerza, estaré en la línea de salida. Físicamente, me encuentro muy bien y mentalmente me veo también muy fuerte. Incluso me atrevería a decir que estoy más fuerte que el año pasado, aunque la ultradistancia depende de muchas cosas. Hay que tener el día”
Y ahí está la clave de lo que pasó, “hay que tener el día”.
Y es que no fue el día de Núria Picas, ella mismo reconocía instantes después de cruzar la meta que había sido el peor día de su vida deportiva.
La corredora catalana llegó a la altura de Gòsol (kilómetro 61 con 4.400 metros de desnivel) cumpliendo a la perfección su hoja de ruta, remontando posiciones hasta colocarse líder de la carrera (y 24ª de la general) desatando la locura de la gente de la zona y del todo el público congregado en esa zona.
Pero Picas pese a ir ya primera clasificada de la Salomon Ultra Pirineu, en su interior ya sabía que no podría continuar muchos kilómetros corriendo a ese ritmo, un mal gesto, una rotura de bastón y los problemas musculares que estaba empezando a sufrir -y que le causaban mucho dolor- estaban mermando sus capacidades físicas kilómetro a kilómetro.
Ahí empezó un auténtico suplicio que habría significado el abandono del 99% de corredores y corredoras, pero es que Núria Picas pertenece a ese 1% restante.
Una vez alcanzó el punto del Refugio de Estasens (kilómetro 70 con 5.000 metros de desnivel) ya no pudo correr, y llegó a base de caco (caminar y correr) durante los 30 kilómetros restantes.
En cada bajada sus dolores incrementaban y le imposibilitaban ponerse a correr. La duda ya no era si llegar o no llegar -que ella lo tenía muy claro a nivel mental- si no que físicamente lo consiguiera, quedaban por delante 7 horas de suplicio que consiguió superar a base de fuerza mental y con la ayuda del público, amigos y hasta de sus hijos que la acompañaron durante algún tramo.
Pero a pesar de todo, Núria Picas llegó y Bagà se convirtió en una fiesta.
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Empezó a sonar en la recta final -como Picas quería- ‘Ay mamá’, de Rigoberta Bandini y se bailó, pero no se celebró ninguna victoria, ni tan solo un podio.
Se celebró la esencia de las ultras: la capacidad de superar todos los obstáculos, -tanto físicos como mentales- para conseguir un objetivo, ganar para unos o “simplemente” llegar a meta para otros.
Núria Picas relexionaba sobre su experiencia en la SUP2023 en su publicación de Instagram que acumula ya más de 10K likes: “Para mí ha sido uno de los días más duros en la montaña y una de las mayores victorias de mi vida.”
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Cuando no rendir también es una victoria
Una experiencia como esta te puede proporcionar una lección de vida a la vez que te define como corredora o corredor.
Son momentos que pueden perdurar en la memoria de cada uno/a para siempre, ya sea en una corredora de élite como Picas o en el de un corredor o corredora popular.
Esa maratón de asfalto que no te retiraste pero que conseguiste acabar reduciendo el ritmo y sufriendo como nunca…
…ese trail en el que te vino un bajón mental tal que estabas decidido a retirarte en el siguiente punto de control, pero que al final, conseguiste hacerte a ti mismo “trampas mentales” km a km hasta llegar a meta…
Evidentemente todo desde el sentido común y cada uno/a dentro de sus posibilidades (hay que conocerse muy bien como corredor/a para saber tus propios límites), no todos/as somos Núria Picas y muchas veces una retirada a tiempo también es una victoria.
La salud ante todo.
