Fue una carrera mágica. Por primera vez, un corredor keniata se llevaba una prueba importante de trail. Una de las mecas: Sierre Zinal. Su nombre, Mark Kangogo. Significaba algo único porque hasta ahora los africanos habían dominado el fondo en la pista y en la ruta, pero no en la montaña. Tras Kangogo, uno de los todoterrenos del atletismo español, Andreu Blanes. El valenciano quedaba segundo. 3.000 obstáculos, un 10k, una media maratón, una prueba de montaña. Lo que le echen.
Pero todo ha cambiado las últimas horas. Jarro de agua fría con el positivo de Kangogo por dopaje. Ensuciando esta nueva hornada de keniatas que asoman en la montaña. La organización de Sierre Zinal no ha tardado más que unas horas en dar la victoria, una vez confirmado el positivo, a Blanes. El segundo español de la historia en ganar la prueba tras Kilian Jornet. Segundo clasificado es ahora el también keniata Patrick Kipngeno y tercero, Petro Mamu, también de Kenia. Jornet pasa de la quinta a la cuarta plaza.
Resiliencia
Pero con lo que nos quedamos es con la reacción de Blanes tras conocer que era el nuevo ganador: “Hace justo ocho años a mi tío le detectaron un cáncer terminal que se lo acabaría llevando en menos de dos semanas. Cuando fuimos a visitarle en el hospital nos dijo: son esas cosas que siempre le pasan a los demás. Para mí mi tío era la persona más fuerte del mundo y aquella frase se me clavó como un puñal que me advertía de que cuando menos te lo esperas la vida golpea muy duro”.
“Hoy, al recibir la noticia del (presunto) positivo de Mark Kangogo inevitablemente me ha venido la frase a la cabeza, son esas cosas que siempre le pasan a los demás y no te imaginas que, el día menos pensado, puedas ser tu el perjudicado. La frase de mi tío, en su momento, me ayudo a ver que por muy fuerte que te creas, lo importante es el camino, el día a día y ser feliz viviendo tu vida. Lo que pasó para mí en Sierre Zinal no va a cambiar por el posible positivo del ganador mas allá de que me pudiera robar unos cientos de euros y algo de repercusión. Aquel día lo exprimí al máximo, al igual que hubiera hecho entrando en cualquier otra posición”.
“El abrazo de Natalia, la emoción al cruzar la meta o las lágrimas de camino a la salida por el duro camino hasta allí no podían tener más emoción que la que tuvieron. El respeto de mi familia y los míos, lo vivido en la preparación en Font Romeu. Nada cambia. Es por eso, que aprendí a vivir el camino y no el resultado, a que el capítulo Sierre-Zinal se acabó el día siguiente de la carrera con un viaje en coche. Como dije en su día: ya no queda nada de aquel Andreu. Ahora estoy en Peguerinos con mi mejor amigo preparando el próximo mundial de Trail. Con el apoyo de mi familia y mi equipo. Cada día al despertar soy muy feliz buscando mi mejor versión y de esta manera, el resultado que pueda conseguir será lo de menos. Me entendéis? No seré más feliz si se confirma, simplemente me alegraré de tener un tramposo menos en nuestro deporte”.
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