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Aaron Las Heras, a los 23 años: “En mi casa no existía el azúcar”

El discípulo de Domingo López fue una de las estrellas de la San Silvestre Internacional en las calles de Madrid. Un atleta criado en Barcelona y perfeccionado en EEUU que lo tiene claro. “Mi vida es el atletismo”.

Estudió Biología en Carolina del Norte, en la misma universidad que Tim Duncan. De hecho, allí la cultura es el baloncesto. Pero Aaron Las Heras es un fanático del atletismo. Un atleta de 13’27” en 5.000 y de 28’11” en 10.000 que sueña con ser finalista olímpico algún día. Su edad, 23 años, le acompaña y la seguridad en sí mismo también. “La confianza me la transmitió Domingo López cuando entrené con él en Barcelona”, explica.

Hablará inglés perfectamente.
Bueno, si quiere, la entrevista la hacemos en inglés y lo comprueba.

Ahora estoy un poco desentrenado pero bueno es saberlo. 
Llevo seis años en EEUU. Estudié Biología en Carolina del Norte y ahora estoy haciendo un posgrado en Arizona, a 2.100 metros de altitud, donde tenemos pista cubierta y al aire libre. La media de temperatura es de -5 grados. Hay mínimas de -15 o -16. Pero hay que adaptarse.

Y usted viene del clima mediterráneo en Barcelona.
Pero hay que adaptarse a todo.

Todo sea por el atletismo. 
Para mí, lo es todo. Mi vida. Empecé desde pequeño con siete años. Es el único deporte que he practicado. Es una forma de vida. Con 15 años ya destacaba a nivel nacional. Más allá de los resultados, cuando voy a rodar, me encuentro en paz, es parte de mi libertad.

Se da uno cuenta cuando está lesionado.
He estado lesionado mucho tiempo, sí. Entonces te replanteas todo que estás haciendo con tu vida y si realmente vale la pena.

¿Y cuál es la respuesta?
Que sí. Que estoy dispuesto a pagar el precio que haga falta.

El tiempo lesionado no es tiempo perdido, es tiempo invertido.
Sí. A muchos atletas les abre los ojos. Correr no sólo es estar bien física, sino también mentalmente. Cuando estoy lesionado entreno más que si estuviese sano, porque corro debajo del agua, hago piscina, hago elíptica… He llegado a hacer tres sesiones en un día.

¿Y le deja tiempo para estudiar?
Al final, es verdad que pierdes más tiempo que si estás sano. Pero siempre hay tiempo si uno se organiza bien y quiere organizarse.

¿Y cómo es la vida en una universidad americana? ¿es cómo la pintan en las películas? 
Casi, casi, sí. Hay campus universitarios en los que de miércoles a sábado estás de fiesta todas las noches. Mis primeros dos años veía chavales de 17 o 19 años a los que el alcohol se le iba de las manos. Yo mis tres primeros años dormía en dormitorio y a las tantas de la madrugada tenías que aguantar a gente que venía borracha. Pero por suerte yo lo llevaba bien.

¿Y nunca se ha emborrachado?
Sí lo he hecho, una o dos en verano cuando ya no había pista, en épocas en las que se puede hacer.

¿Y qué buscaba con esa borrachera?
Nada en concreto, pasarlo bien con los amigos.

Hablemos ahora de atletismo.  
Estoy en un momento bonito, pero también con mucha incertidumbre. Es un año crucial. Quiero ser realista. No sé lo que pasará. Ahora mismo no vivo del atletismo. Estoy becado, pero no tengo contratos con marcas.

¿Y después de la San Silvestre no le llamó ninguna?
No, no me ha llamado ninguna marca.

Entonces tendrá que llamarlas usted. 
Imagino que sí, yo o mi agente. Pero prefiero no hablar de este tema hasta que llegue.

Y llegará.
Hago lo posible. Haré lo posible. Me lo tomo muy serio: alimentación, rutinas, recuperar, descansar. A las nueve y media de la noche procuro estar ya en la cama. Me preparo la comida, porque tengo una buena base de nutrición.  A mi familia siempre le ha importado mucho la alimentación.

Sus padres.
Mis padres siempre han cuidado mucho al cuerpo. El azúcar no existía en mi casa. Casi todo eran alimentos naturales. Yo no recuerdo merendar un donuts de chocolate. Siempre era una pieza de fruta. Y esa cultura de comer sano está muy afincada en mi vida.

Al final, la alimentación es cultura
Somos lo que comemos. Es totalmente real. Comer alimentos procesados es prescindible para mí, porque no es lo que comes sino también lo que no comes. Mi padre es un ingeniero que con casi 60 años está casi más fino que yo. Es verdad que siempre ha sido muy deportista y hace mucho ciclismo. Pero es que mi madre, que apenas lo hace, también está muy bien de peso.

Y su hermana.
Tengo una hermana pequeña que también es atleta y tiene mucho nivel. Hace dos años fue al campeonato de Europa sub 23 y fue  séptima al aire libre.

Todo queda en casa entonces. 
Sí, sí.

¿Se deja obsesionar por el atletismo?
Ha habido momentos en los que sí me he obsesionado con marcas y con posiciones. Pero ahora mismo no estoy obsesionado con nada para que no sea contraproducente. Pero para llegar a ser algo tiene que haber un poco de obsesión. Ahora necesito ser feliz y lo estoy logrando. Si me centro en rendir llegarán los resultados. No me centro en otra cosa.

¿Y ha pensado en los JJOO de París?
Sí, están ahí. Pero no estoy obsesionado con ir. Si debe pasar, pasará. Y, si me diesen a elegir, lo ideal sería ir en 5.000.

¿Bajar de 13’00” es posible?
En unos años puede ser una realidad. Pero ahora no. Me quiero acercar lo más posible a la mínima olímpica (13.05). No es fácil, porque tengo 13’27”. Pero tengo confianza en mí para lograrlo y en lo que estoy haciendo.

¿Y le preguntó a Katir (12’45”) en la San Silvestre?
No hizo falta. Ya había tratado con él. Compartimos una concentración en Sierra Nevada. Entonces vi que él absorbe todo el entreno sin interrupciones. Lleva muchos años. Los resultados son el reflejo de lo que uno le da.

¿Y entrenar con él le haría mejor? 
Yo entreno con gente de niveles parecidos a Katir. Gente que tiene 7’36” en 3.000 y que bajan de 13’10” en 5.000 con una cultura de trabajo que a mí me ayuda a mejorar.

¿Y no le machacan?
No. Los entrenos no son competiciones. Entrenamos de manera conservadora. A lo sumo, uno o dos cada dos semanas. No hago entrenos radicales.

¿Y dónde estará el próximo año?
Podré estar en cualquier lado. No lo sé donde estaré. Pero en cualquier decisión que tome el atletismo será la prioridad. Quiero seguir descubriéndome. Este verano hice hasta una buena marca en 1.500. Pero hay que ser realista, porque no tengo la velocidad puntera de un Mario o de un Katir, pero…


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