Los aficionados sonreían en la explanada del estadio Al Thumama, rodeando la 'gahfiya' metálica que decora el exterior de este campo ubicado al sur de Doha. Unos y otros, sin importar el color de sus atuendos, se entremezclaban con naturalidad, algunos hasta departían amistosamente. Iraníes y estadounidenses compartiendo espacio y afición con la naturalidad que sus líderes se niegan. La cortina de acero entre dos mundos antagónicos, derretida en un Mundial de fútbol, un espacio, a fin de cuentas para la concordia y el entendimiento entre diferentes, como de hecho pregona la propia propaganda qatarí.

Solo fue un partido de fútbol... y lo ganó EEUU (leer noticia)