Por activa y por pasiva, Luis Enrique insistió que contra Japón no especularían y que el objetivo era clasificarse como primera de grupo, independientemente que eso supusiera encontrarse un camino más complicado en las siguientes eliminatorias. España, quizá, pecó de exceso de confianza porque en sus ecuaciones no contó, o pareció no hacerlo, que los japoneses los podrían sorprender, como hicieron, y relegándolos a la segunda plaza del grupo.

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