La papeleta no era nada sencilla. Apenas cuatro días después de sufrir uno de los golpes más duros de su carrera, Leo Messi tenía que saltar al césped del Camp Nou ejerciendo como lo que es, el capitán de una de las instituciones deportivas más importantes del mundo. Eso significa dar la cara y liderar a un grupo de futbolistas moralmente muy tocados que tenían la obligación de cumplir con su deber en el último encuentro oficial esta temporada en el Camp Nou. Desde este curso, Leo es el responsable máximo de la plantilla dentro del terreno de juego y, hasta ahora, en ningún momento ha reuhído sus obligaciones como cara visible de la plantilla. Ante el Getafe, a pesar de la tristeza en la que seguía sumido, lo ha hecho.

El día más duro en la oficina para Leo (leer noticia)