Decía Zidane que “Karim no va a meter 60 goles, pero va a meter 25-30 y va a pasar 30”. Pues ni una cosa ni la otra. Benzema es un ídolo con pies de barro. Hace partidos descomunales para volver a ser un jugador vulgar, del montón. Hasta nuevo aviso. Cuando está presionado aparece, y cuando no, se esconde en las faldas de sus padrinos para seguir jugando. Los datos demuestran su inconsistencia y que no se acerca, ni de lejos, a los mejores delanteros del continente.

Benzema se desmorona (leer noticia)