La velocidad era una de las pasiones de Jessi Combs, una piloto estadounidense que tenía el récord de velocidad en tierra más elevado del mundo: 777 kilómetros por hora. El pasado martes, la mujer quería superar este récord por un amplio margen, por lo que se puso manos al volante y alcanzó hasta los 800 kilómetros por hora, justo antes de que un accidente terminase con su vida.

Muere Jessi Combs mientras conducía a 800 kilómetros por hora (leer noticia)