Hay futbolistas que nacieron con estrella, es el caso de Phil Foden. La perla de la academia del Manchester City necesitó un minuto sobre el campo para dejar claro al mundo de lo que es capaz. El primer balón que tocó le sirvió para recibir en el carril del diez con el panorama dibujado en su radar, tres defensores del Atlético encima y la magia suficiente para saber cuándo soltar el balón: trazó un envío entre las piernas de Reinildo para liberar a De Bruyne ante Oblak. El belga sacó su martillo para hacer lo que parecía imposible: destrozar el cerrojo de Simeone.

De Bruyne rompe el cerrojo de Simeone (leer noticia)