Surrealismo. No se puede definir de otra manera lo vivido ayer en el Camp Nou. Las gradas se poblaron de aficionados del Eintracht, casi la mitad del aforo, cuando sus aficionados solo disponían de 5.000 localidades. Las localidades vendidas por el club, de los socios en excedencia, quedaron en manos de los alemanes, a las que hubo que añadir las posibles reventas y otro factor que añadió el asesor a la presidencia, Enric Masip, como sería la venta de carnets de los socios.

Pesadilla en un Camp Nou teñido de blanco (leer noticia)